HORTERADAS

Si es cuestión de confesar…
… SOY UNA HORTERA!!!
Tras las confesiones abiertas y sinceras de Aka y Quinqui, he decidido hacer pública la lista inconfesable de horteradas que me gustan. Sin pudores ni censuras.
"Hola, soy W* y si, yo también soy una hortera"
1. Las cangrejeras de plasticorro. Si, esas que venden en todos los colores inimaginables en el Carrefour por un euro. Esas que tienen una hebillita y que como diría mi abuela “sujetan el pie”. Y es que yo no entiendo como la gente puede ir por la playa, río o piscina tan feliz con sus sandalias de dedo. Porque eso entre el gordo y el que le sigue, roza; y el pie se desparrama por todos los lados. Además, en el agua se salen y no cumplen su función. Vamos que no le encuentro yo la utilidad… cosa que a las maravillosas cangrejeras si. Y son baratas. Y son combinables. Y no entiendo yo que tiene en contra la gente de ellas, si sólo presentan ventajas.
2. Los tocados. Tengo tres, dos de ellos con florones y uno con una pluma, parece que voy a coger cobertura o que soy un proyecto de Teletubie.
3. Las entregas de premios made in the USA. Todas, desde los Oscar a los Emmy. Son largas y normalmente soporíferas, pero es que hay algo entre fascinante y contradictorio ver a un puñado de “estrellas” vestidas con esmoquin y lentejuelas a las cuatro de la tarde si es en Los Ángeles. Y todo el show. Y que nunca hay sorpresas. Y a veces hasta me preparo para ello. Como aquella vez que me quede a ver en vivo y en directo los Oscar en la residencia (el mismo años que por una apuesta metí la cabeza en un puf a las cinco de la mañana, pero esas es otra historia…). Para soportar aquello despierta, en seis horas, me comí: doscientos gramos de gominolas, un bocadillo de lomo con pimientos, una bolsa de patatas de las grandes, un litro de leche (desnatada) con Cola Cao y medio paquete de galletas “María”. Luego estuve una semana sin poder comer con todo aquellos “haciendo tapón” (y no digo más)
4. Eurovisión. No soy una friki de esas que se ve todas las previas de todos los paises y eso. Eso no. Pero lo que es la gala en si, con esa estética rancia. Esas “jamonas” clones de Beyoncé, recauchutadas y oxigenadas que llevan los países del este. Ese Urribari que se las sabe todas. Esos grupos extraños. Las votaciones. Sobre todo las votaciones. Y gritarle a la tele porque nadie nos vota (Salvo Andorra) y las camisas brillantes de ellos que parecen Carlos Lozano…
Eurovisión debería ser patrimonio de la humanidad. Une pueblos. Pueblo que llevan toda la vida del señor en guerra y que luego van y se votan entre ellos y hacen boicot al resto que vamos de modernos-pasando-de-todo…
5. La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. A estas alturas el porqué, sobra.
6. El rosa para las presentaciones de Power Point.
7. Raphael. Me vuelve loca él y su Nochebuena. Porque esa noche es para comer hasta reventar, que haga frío, empezar a preparar la cena a las cuatro de la tarde y picotear mientras, hacer que escuchas el discurso del Rey, mandarte mensajes cursis, cantar villancicos (mi favorito es “ La Marimorena”) hasta quedarte afónico… y que te entren ganas de irte a dormir a las once de la noche. Cuando normalmente hasta la una nunca te entra el sueño. Pero esa noche sin saber muy bien porqué, a las onces sólo piensas en Morfeo. Y aunque estas que revientas, comienzas a picotear: que si otro trozo de turrón, que si una peladilla, que si un mazapán, que mucho no te gustan porque se hace bola pero como no sabes que hacer… y en ese instante aparece Raphael. Con la misma gala de todos los años. Interactuando con gente extraña. Como el año que cantó con Melody. Y lo ves embobado. Y te quedas hasta el final.
8. Esto no lo he reconocido nunca hasta hoy, pero si digo que me gusta la “Nochebuena de Raphael” musicalmente hablando debo reconocer otra debilidadque nunca he hecho pública a nadie: Me gusta el disco “Spice” de las “Spice Girls”. Me gusta desde siempre. Desde los once años. Incluso cuando dejaron de gustar, incluso a mi, el “Spice” me vuelve loca. Es Pop, dulce y enlatando. Es falso. Es estupendo. Y me lo pongo en cinta!
9. Otras confesiones musicales: Abba (no en vano salieron de Eurovisión); la canción “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sexto, que mola mazo, pero versionada por El Canto del Loco que es aún más hortera; “Believe” y “The shoop shoop song” de Cher; “Womanizer” de la Britney y “Barbie Girl” de Aqua. Esto así, de repente que me acuerdo ahora…
10. La mujeres de a partir de los setenta años que llevan el pelo cardado para que abulte más, las cejas pintadas porque entre que en su día se depilaron demasiado y entre que en la menopausia perdieron pelo se han quedado sin ellas, los labios pintados de fucsia, zapato de salón de medio tacón, chaquetón “tres cuartos” y huelen a naftalina. Esas mujeres que se creen coquetas y se arreglan. Son mujeres que sólo se dan en España. Yo me río de quien dice que España se viste mal, porque estas señoras a su manera, son elegantes y no se descuidan. Cuando pasas los Pirineos y más te acercas al norte de Europa, las mujeres en cuanto dejan de ser fértiles, desaparecen debajo de manteles de flores. Bueno desaparecer no porque engordan hasta alcanzar límites insospechados. Y es una pena porque todas ellas de jóvenes eran las típicas jacas impresionantes de las películas de Landa, pero a partir de los cincuenta “digan lo que digan los pelos del culo abrigan” y así hasta el fin de sus días. Una pena.
11. Las películas de Paco Martínez Soria. Me las he visto todas trescientas veces, pero como un sábado las pongan en ese gran programa que es “Cine de Barrio” y me entere, ya pondré una excusa para no hacer otra cosa y tragarme esas joyas como son “Abuelo made in Spain”, “La Ciudad no es para mi” (expresión con la que me identifico plenamente) o “Don Erre que Erre”.
Soy una hortera ¿y?