Lo prometido es deuda. El otro día iba a hablar de tetas. Me raje y termine haciendo balance de mis últimos cinco años de corta existencia en este mundo. Por cierto positivo aunque pueda parecer lo contrario. Lo que me ocurría el otro día es muy común entre las mujeres. Se llama “Síndrome premenstrual”. Dominada por mis hormonas, decidí que necesitaba cariño. Siendo exacta y sincera, necesitaban cariño mis hormonas. Yo es que tengo de todo menos personalidad, me dominan las hormonas, las voces de la cabeza… Así que que a nadie se le ocurra venir a salvarme en un caballo blanco. No es necesario. No era depresión, era la regla (Bueno, si eres Jude y quieres venir a salvarme o lo que se te ocurra, tu no lo dudes, soy una autentica víctima).
El caso es yo pensaba hablar de tetas porque me he comprado un sujetador push-up. Un sujetador elevador. Vamos, que me he comprado tetas postizas. La verdad, no se porque hago esta confesión publica. Si bien, wednesday es un pseudónimo (mi alter ego obsesivo) y me otorga cierto anonimato en la blogosfera (por Dios desde que tengo ADSL y me se descargar cosas, aunque luego no las encuentre en mi ordenador, no hay quien me pare…). Pero teniendo en cuenta que mi blog sólo lo leen gente que me conoce, el anonimato desaparece. De manera que estoy reconociendo públicamente que desde ahora llevaré tetas de Alcampo. Digo esto aquí, a corazón abierto, a todo el que me conoce y esta tan aburrido como para leerme, porque es lo más emocionante que me ha pasado en esta semana. Bueno en realidad la semana pasada. En la presente, todavía martes, espero cosas más emocionantes (relacionadas o no con el hecho de tener tetas de Alcampo, y sus, espero, positivas consecuencias)
El caso es yo pensaba hablar de tetas porque me he comprado un sujetador push-up. Un sujetador elevador. Vamos, que me he comprado tetas postizas. La verdad, no se porque hago esta confesión publica. Si bien, wednesday es un pseudónimo (mi alter ego obsesivo) y me otorga cierto anonimato en la blogosfera (por Dios desde que tengo ADSL y me se descargar cosas, aunque luego no las encuentre en mi ordenador, no hay quien me pare…). Pero teniendo en cuenta que mi blog sólo lo leen gente que me conoce, el anonimato desaparece. De manera que estoy reconociendo públicamente que desde ahora llevaré tetas de Alcampo. Digo esto aquí, a corazón abierto, a todo el que me conoce y esta tan aburrido como para leerme, porque es lo más emocionante que me ha pasado en esta semana. Bueno en realidad la semana pasada. En la presente, todavía martes, espero cosas más emocionantes (relacionadas o no con el hecho de tener tetas de Alcampo, y sus, espero, positivas consecuencias)
Hago esta confesión pública porque en realidad estoy preocupada, por mi, por mi vida y por mis prioridades. Hasta la semana pasada yo era súper feliz siendo de “Castellón de la plana”, pero cosas que tienen la rebajas, que como no había encontrado nada de primera necesidad (a saber, bragas bonitas) pues me di a cosas que hasta entonces me habían parecido supérfulas: sujetadores elevadores. Fue ponérmelo en el probador y el flechazo surgió. Y lo hice mío. Porque las tetas postizas están de moda. Y no me refiero a la silicona. No. ¡A los postizos de verdad!. A los postizos tipo “calcetín en la copa” pero más fino, y sino fijarse en el editorial de Claudia Schiffer en Vogue Alemania por el gran Testino (este más accesible a que se le mire a los ojos)
Ese pequeño (si, por mucho push-up, el cambio, sigue siendo pequeño) cambio en el reflejo del espejo, es el acontecimiento más excitante que me ocurrió la semana pasada. Y aquí lo que me preocupa. El mismo día de la compra del sute elevador, en el rellano de mi recién estrenada casa se presentó por sorpresa una amiga que vive muy lejos. Pero mucho. Tanto como en África. Aún así, las tetas siguen a la cabeza de los asuntos relevantes. Y es que ya lo dicen en televisión, “Sin tetas, no hay paraíso”. Eso si, el encontrarme a mi amiga en el rellano de la escalera, me hizo dar un grito que ríete tu, de todas esas rubias siliconadas que gritan y enseñan cacha en las películas de terror americanas. Porque todo hay que reconocerlo, mi sujetador, por mucho push-up, hacerme gritar al verme en el espejo, pues la verdad, no lo consigue. Y es que lo que natura no da, Salamanca no presta (mejor dicho, el Women Secrect de Salamanca, no vende).
Entonces, ¿Antepongo mi falsa imagen intermitente a una buena amiga que poco le importa el tamaño de mis pechos, sino lo que hay detrás? (es fácil ver lo que hay detrás, no porque sea una persona “llena” sino porque lo que hay no está cubierto de mucho, sino no estaríamos hablando de tetas postizas). ¿Me estoy volviendo superficial? ¿O es mi gen egoista, que necesita permanecer en este mundo y ve que sin tetas no lo conseguirá?.
La verdad es que ni yo misma lo se. Tampoco lo saben ni mis hormonas, ni mis voces. Aunque si bien creo que en realidad fue el aire de rebajas, que a pesar de la crisis invadió mi cuerpo. Porque la verdad, yo con eso, no me veo.
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