Casa Marni

A la vista de lo contado en este blog en los últimos meses y a la espera de que el negocio abra y reanude mis cursos (postgrado de especialidad terminado pero continuo de cursos y chuminadas varias, así me creo joven aún) por primera vez desde hace mucho años, este mes de Agosto estoy de vacaciones de las de no hacer nada porque no hay nada que hacer. Que no sé si me gusta, creo que no porque me digo de hacer deporte, aprender a utilizar mi réflex y cientos de miles de propósitos tipo “año-nuevo-validos-para-cualquier-día-de-esos-que-buscas-cambio-y-orden” y no hago al final nada de nada.
Así que en ese no hacer nada de nada me puse a rebuscar en Vogues antiguos tonterías de las que sólo me interesan a mí, quierese decirse: editoriales donde salgan prendas de Chloé de la época de Phoebe Philo para alimentar mi Tumblr, ese mismo que empecé y tengo abandonado (propósito veraniego no cumplido). Se me está ocurriendo hacer una lista de todas las cosas que pensaba hacer este Agosto y no estoy haciendo, pero acto seguido alguien me preguntará que qué hago entonces y tendré que decir: Nada. Y me da vergüenza. Así que no la hago.
El caso es que de pronto me encontré en una sección “Living” un apartamento que en su día me encantó y que había caído en mi olvido. Es la casa de los Marni en Milán. Como ahora estoy obsesionada con el tema de la decoración no hago más que mirar blogs de todo tipo y me siento una profana y una analfabeta.

Me siento así porque me doy cuenta de que me gustan las revistas denominadas “prácticas” donde haya bazares y muchas cosas para recortar. Vamos, en decoración el tipo de revistas que yo tanto desmerezco en moda. Es más, me he descargado en pdf los últimos “Elle Decor USA” que seguro seguro no es la biblia del interiorismo pero es lo que yo necesito. A punto estoy mañana de comprarme el “Casadiez” y “Cosas de casa” porque también me he dado cuenta que yo sé en qué páginas se vende ropa online pero no sé ni encuentro páginas donde vendan muebles, a penas llego a descargarme el catálogo Ikea y conozco cuatro marcas de muebles. Todas de diseño. ¡El Prada de los muebles! Y yo eso, pues no puedo.

Volviendo a la casa de Consuelo Castiglioni, me gusta la mezcla que hace entre lo muy moderno y las piezas de anticuario mezclado con telas de su cosecha. El fondo blanco, para que haya luz y jueguen los contrastes. Me gustan las lámparas de araña mezcladas con sillas de aspecto industrial y sobre todo la zona de office de la cocina. Cada silla de un color. No los muebles de la misma. Muy minimalistas y modernos.

Mientras ojeo Vogues de hace casi diez años, me doy cuenta que lo que me gusta, me gusta porque sin quererlo mis ojos lo han visto impreso desde que sólo buscaba prendas de Chloé. Ahora entiendo más que nunca lo que el marketing quiere decir con “filosofía de marca”, en este caso no de Marni, de Vogue.

P.D Antes de colgar las fotos las busqué en internet porque como no tengo escaner es un rollo fotografiar de la revista, y no encontré nada, sólo la villa de los Castiglioni en Formentera, así que por primera vez soy la primera en subir algo nuevo de verdad. Si lo volveis a ver por ahi... ¡Es mio!