"Accidentally In Love" Counting Crows“So I said I'm a snowball runningRunning down into the spring that's coming all this loveMelting under blue skiesBelting out sunlightShimmering love”
Resulta que encontré mi Rimel. Estaba en una funda de vieja donde trasporto zapatos dentro de mi maleta. Porque como dice mi madre: “Hija, no está bien mezclar las bragas, los zapatos y la comida. ¡Sepáralos!” bueno, ella no dice “bragas” dice “ropa interior”.
A veces me pregunto como el matrimonio de mis padres funciona. Por una parte esta mi madre, que es como Mary Poppins “prácticamente perfecta en todo”. Explicaría cuales son las razones que me llevan a afirmar categóricamente tal comparación, pero me llevaría una entrada entera y puesto que el objetivo final de mi blog es entretener a todo el que se aburre, no quiero restarme lectores.
En cambio a mi padre es un desastre desde que se levanta. Cuando de su boca se oyen frases del tipo “Me voy a podar los chopos” o “yo arreglo el water, para que vas a llamar a nadie!", ya estamos mi madre y yo con las tiritas y el betadine preparado por lo que pueda pasar. Él pone la intención, pero los detalles no son lo suyo. Por ejemplo, el año que se jubiló decidió dedicarse a “su obra”. “Su obra” no era otra cosa que forrar de madera las paredes del garaje y terraza del pueblo y pintar el corral. Efectivamente estuvo dedicado a “su obra” alrededor de tres meses, durante los cuales le hicieron socio de honor del Aki, se le cayó una llave inglesa en el dedo gordo, se le necrosó la uña de dicho dedo, estropeo como tres pares de vaqueros (a unos les hizo un siete con la sierra ¿?, y los otros los llenó de pintura), mas de una vez se martilleo la mano, tuvo lumbago y estuvo a punto de caerse de la escalera. Dos veces. Eso que yo sepa. Eso que sepa mi madre. Porque a “su obra” se dedicaba en solitario, mientras mi madre se iba a conseguir el dinero que invertiríamos en tiritas para el. En el fondo le encantan las obras. Antes de jubilarse ya era de esos hombres que se asoman a los huecos de las grandes obras metropolitanas. Le hubiera gustado ser perito aparejador, arquitecto y obrero todo en uno. El caso es que termino “su obra” con bastante éxito. Desde entonces se dedica a enseñar “su obra” a todo el que pasa por la puerta: “¡Yo mismo corte los listones de estas paredes!”, “Bonito el color eh? Lo saque de “El Mueble””. En el fondo es un tío gracioso. Cuando no era un jubílela, era maestro de niños de seis años y se dedicaba a ponerles motes. También les chantajeaba con caramelos porque “como sólo tengo 14 de los cuales 3 son de integración, uno de la ONCE, otro hiperactivo y otro epiléptico, de alguna manera los tengo que mantener a raya”. El otro día me entere que a mi padre en su cole lo consideraban el profe más molón. Pero no por los caramelos y los motes y porque jugara a correr y esas cosas. No. Sino porque fue el primero en tener un coche con los faros “en el frente”.
Mi padre también cae bien porque tiende a ser escatológico (le encanta hablar de caca) y por sus grandes reflexiones. Van una perlas:
En cambio a mi padre es un desastre desde que se levanta. Cuando de su boca se oyen frases del tipo “Me voy a podar los chopos” o “yo arreglo el water, para que vas a llamar a nadie!", ya estamos mi madre y yo con las tiritas y el betadine preparado por lo que pueda pasar. Él pone la intención, pero los detalles no son lo suyo. Por ejemplo, el año que se jubiló decidió dedicarse a “su obra”. “Su obra” no era otra cosa que forrar de madera las paredes del garaje y terraza del pueblo y pintar el corral. Efectivamente estuvo dedicado a “su obra” alrededor de tres meses, durante los cuales le hicieron socio de honor del Aki, se le cayó una llave inglesa en el dedo gordo, se le necrosó la uña de dicho dedo, estropeo como tres pares de vaqueros (a unos les hizo un siete con la sierra ¿?, y los otros los llenó de pintura), mas de una vez se martilleo la mano, tuvo lumbago y estuvo a punto de caerse de la escalera. Dos veces. Eso que yo sepa. Eso que sepa mi madre. Porque a “su obra” se dedicaba en solitario, mientras mi madre se iba a conseguir el dinero que invertiríamos en tiritas para el. En el fondo le encantan las obras. Antes de jubilarse ya era de esos hombres que se asoman a los huecos de las grandes obras metropolitanas. Le hubiera gustado ser perito aparejador, arquitecto y obrero todo en uno. El caso es que termino “su obra” con bastante éxito. Desde entonces se dedica a enseñar “su obra” a todo el que pasa por la puerta: “¡Yo mismo corte los listones de estas paredes!”, “Bonito el color eh? Lo saque de “El Mueble””. En el fondo es un tío gracioso. Cuando no era un jubílela, era maestro de niños de seis años y se dedicaba a ponerles motes. También les chantajeaba con caramelos porque “como sólo tengo 14 de los cuales 3 son de integración, uno de la ONCE, otro hiperactivo y otro epiléptico, de alguna manera los tengo que mantener a raya”. El otro día me entere que a mi padre en su cole lo consideraban el profe más molón. Pero no por los caramelos y los motes y porque jugara a correr y esas cosas. No. Sino porque fue el primero en tener un coche con los faros “en el frente”.
Mi padre también cae bien porque tiende a ser escatológico (le encanta hablar de caca) y por sus grandes reflexiones. Van una perlas:
-"...hija, tu lo que tienes que hacer es aprender de Cassano, que ahora que ha vuelto a Italia, antes de escupir a un arbitro o partirle las piernas a un contrario, cuenta hasta cinco. Él dice que se le hincha la vena, respira profundo, cuenta hasta cinco, y se da la vuelta. Entonces lo del gapo al de negro se le pasa, y la ira de hacer daño, también. Así que hija, tu aprende de Cassano y cuenta hasta cinco. Y si no te funciona, pues ya te piensas lo de escupir..."
- Esta fue en los Juegos: “Joder con LeBron James. Este si cuando se tira un pedo, pilla a un golondrino detrás, lo revienta”
¿Cómo he acabado yo hablando de mi padre, si lo que pasa es que estoy feliz por encontrar mi Rimel? Es igual. Lo escrito se queda.
Encontré mi Rimel. El Rimel que uso es, digamos, bastante caro, vamos que cuesta un ojo. Y el bote era nuevo. Y no me apetecía lo más mínimo gastarme la salvajada que cuesta otra vez este verano (me dura seis meses y lo uso a diario, si divido la asquerosa cifra de dinero que cuesta entre todos los días que me dura, duele menos). Es que yo soy muy mía para el Rimel. Sólo me convence una marca y no pienso hacerles publicidad para eso ya está Claudia Schiffer.
El encontrar mi Rimel anoche me produjo una gran felicidad. Mi felicidad se ha visto además incrementada porque resulta que el viernes tendré aquí a todas mis amigas. No tengo más (bueno, una en África que empieza a hablar de usted y a decir muyayo… no se si tendrá arreglo). A ZF le conté lo del beso y como es de traca pues ha dicho, que ella también se apunta, que también quiere beso y que vamos a la caza del beso, que fijo cuanto menos puede ser interesante. Total, que ahora me ha dado miedo y creo que se me han quitado las ganas…
Venía yo pensando, en ferias, en las ganas que tengo de ver a toda la gentecilla que no veo desde que en vez de vivir en el “Barrio Bohemio” (es un decir muy grande) vivía en el centro, donde la ciudad no duerme, y en la canción de los Counting Crows que es una letra en la que pienso cuando estoy contenta, porque habla de bolas de nieve gigantes y de helados de fresa, cuando me encontré a PA que iba a un examen y me pregunto que porque llevaba esa cara y la cabeza de laó. A lo cual yo me limite a hacerme la longuis porque queda muy raro decir que te sientes tan contenta como un helado de fresa y encima piensas en ello.
3 comentarios:
Esta frase me ha hecho descojonarme, en serio:
“como sólo tengo 14 de los cuales 3 son de integración, uno de la ONCE, otro hiperactivo y otro epiléptico, de alguna manera los tengo que mantener a raya”.
Me han encantado las historias de tu padre, más que nada es que yo soy un poco así y me gusta rodearme de gente divertida.
El último de los Counting Crows es bastante bueno...llevaban seis años sin publicar discos de estudio por el supuesto transtorno de despersonalización del señor Duritz,pero para mí ha merecido la pena.
Enhorabuena por haber encontrado el Rimel sin tener que recurrir a torturar a San Cucufato.Tu padre es un crack, creo que los golondrinos ya no pasean por Cleveland( o por Cavaliers como diría Morientes, por aquello de "ahora cuando volvamos a Borussia")
A cuidarse
- Señor Q. Todo lo de mi padre es cierto al 100%, es un personaje en si, mis amigas se mean de risa conél, sobre todo cuando les coje el teléfono, yo no estoy en casa y les da conversación.
- Victor contigo coincido mañana??? a ver cuando actualizas el blog bonito!
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