El sábado me perdí por Madrid. Sola. Cuando estaba estudiando la
especialidad lo único bueno que tenía pasar una semana al mes en Madrid era
perderme un rato y trastear. Esa actividad que estoy segura sólo podemos hacer
los que vamos a Madrid de visita porque a los que viven allí el metro no les
deja.
Hacia un año que no me perdía por Madrid y encontré a la ciudad diferente, por
un lado no había obras y por otro me sorprendió ver demasiados locales de
estética digamos 'hipster nórdica'. Como siempre a España las corrientes llegan
con dos años de retraso. Mucho aspecto industrial, mucha madera clara y mucha
pared blanca. Garage por fuera, calidez por dentro. La última vez que estuve en
Madrid me sorprendió el número de locales de comida griega y ahora había a un
más. Me pregunto si serán locales de inmigrantes, si serán locales de palo y si
también por el mundo adelante se están abriendo tiendas gourmet de españoles en
las que se venda quesos de tetilla y torrijas para llevar.
Fui por la zona de Salesas, que es mi zona favorita de Madrid a "El
pequeño Bazar" que es el outlet del antiguo Scooter, con la esperanza de que
cómo han cerrado Vanessa Bruno, allí me esperara a mi todo el stock. Sólo
tenían Isabel Marant a buen precio, pero cero interesante. Vi mucho local
'disponible' por la zona, impensable tener esos locales disponibles hace tres
años. Benny Room había cerrado. Nunca fui fan de la tienda, pero es un esquinazo.
Había también mucho piso en alquiler. María, mi compañera de máster que había
vivido seis años en Madrid, me contó que en esos años las agencias tenían lista
de espera de alquiler en la zona de Salesas. Cómo hemos cambiado.
Visité COS y no encontré nada. Isolee donde me encapriché de unas carpetas
tamaño postal que necesitaba en A4 pero que no tenían. Me quedé con la marca “House
Doctor DK”. Entré en Petit Bateau, compré camisetas de buen algodón y la chica
me dijo que les podía encargar más por mail o por teléfono y que me lo mandaban
a casa. Me gustó la idea. Uterqüe de Serrano todo muy señorón, como las madres
del barrio de Salamanca. No las que paseaban por allí pero eran oriundas de
otros barrios. Las autóctonas. Las que visten como si fueran a montar a
caballo. El 80% huelen a rancio. Callejón de Jorge Juan, cuatro locales
cerrados unos de ellos. Me dio lástima. Aquella callecita que hace dos años tenía
las tiendas más cool (manido concepto) de todo Madrid ahora se alquilaba. Una
víctima en tonos pastel de la crisis. Eso si, Federica & Co estaba a rebosar de gente.
Subí a un bus y fui hasta EKS stock por si me volvía a encontrar con ese
abrigo negro de Gucci que vendían rebajado la primera vez que fui. De 2500 a
200 euros. Había mucho Tom Ford y mucho Fendi. Entablé conversación con las
dependientas, porque amigos, hay dependientas de tiendas de lujo que no
muerden, y me dijeron que en agosto se mudaban al local donde tienen Marc by
Marc Jacobs. No pregunté más, pero hoy han nombrado directora artística de la
firma a Luella Bartley así que no sé si cierran porque no venden lo suficiente
como para que haya una tienda entera de la marca o porque reestructuran la
firma. Me decanto por la primera opción.
Hice más cosas, pero ya acompañada: Vi a Dalí, comí en Home Burger y La
Carmencita, camine por Huertas, por Malasaña y por toda la castellana de Cibeles a Chamartín y vi a Madrid cambiada, sin obras y más limpio, pero también más triste y eso que había salido el primer solo que calienta de la primavera.

3 comentarios:
Yo también estaba el sábado en Madrid, y vi Dalí, pero no me perdí como tú.
Precioso texto, refleja mucha nostalgia.
Siempre dicen que los cambios son necesarios, que forman parte de la dinámica del mundo pero cómo cuesta aceptarlos.
Y no fuiste a verme.
MAL
:D
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