BE IN VOGUE: FOTÓGRAFOS

Mi primer número de Vogue fue el de Septiembre de 2002. Era un homenaje a la ciudad de Nueva York. La modelo de portada era Filippa Hamilton vestida con una blusa negra de Ralph Lauren.


He leído y releído ese número cientos de veces. Fue en Septiembre de 2002 cuando descubrí la pluma de María Vela Zaneti y a Vicente Gallard.

Llegué a Vogue de casualidad. En mi casa, mi madre rara vez compraba alguna revista de moda y casi nunca era Vogue. Cierto es que a la moda llegué por mi madre. Ella es una mujer conservadora, pero muy moderna a la vez. A los 21 años en 1966 mi madre ya tenía coche y no dependía de nadie. Se casó muy tarde, con piso propio y un gran armario. Demasiado. Ella es una extraña mezcla. Pensando en cómo es, una mujer de contrastes, me doy cuenta de que quizás tengo más suyo de lo que creo.

Al tenerme a mi, su gran armario disminuyó para hacer un hueco al mío. Estoy convencida de que yo fui la niña de 1988 que empezó el colegio con mayor número de zapatos y estoy hablando de una época en la que el universo de la moda infantil estaba por explotar.
Me encantaba ir de compras para ella. Antes había moda en primavera y en otoño. Las tiendas recibían en Septiembre y Marzo mercancía y todo era más lento, así que ella no iba como ahora los mortales todas las semanas “a ver que hay”; iba a renovar armario (renovar de verdad) una vez por temporada. En mi ciudad había una boutique muy famosa que ya no existe, donde ella y mi tía iban y realmente echaban la tarde. Yo siempre iba con las dos, no sólo porque la dueña tenía un perro de aguas que era mi delicia, sino porque realmente disfrutaba llevándoles prendas a los probadores y opinando. Yo siempre supe lo que me gustaba y lo que no, y nunca, nunca, nunca me he vestido con algo que no me gustará, siempre todo se consensuaba y a los diez años ya era un caso perdido que se vestía sola. Recuerdo que a los cuatro años mi madre me compro un horrible jersey a rayas rojas y grises con tres botones y una jirafa. Yo le avise en la tienda que ni de casualidad me iba a poner eso. Ella aún así me lo compró porque “tenía cuatro años y ningún criterio”, pues bien, el primer día que me lo puso yo me lo quite, lo doble y lo metí en el armario y le dije muy sería que le había avisado que no me lo iba a poner y que no me obligara. Tal fue el shock de mi madre, que no insistió: regaló el jersey.
Entrada en la adolescencia comencé a comprar revistas. Pase muy rápido por las destinadas a adolescentes para llegar a las de moda. Woman y Marie Claire (porque Jordi Labanda era y no se si seguirá siendo, ilustrador). De aquellas revistas recortaba lo que me interesaba, que normalmente eran las entrevistas a los diseñadores y los reportajes de auténtica moda.
Con la llegada de internet a mi casa, allá por el 2000; descubrí el foro de Vogue y el quien es quien de la moda, a Suzy Menkes, Anna Wintour, André Leon. Las campañas de firmas que no se publicaban España, Chloé, McQueen y el nombre de la modelo del anuncio de J’Adore: Carmen Kass.


De Vogue virtual al de papel y de nuevo a mundo virtuales de fotografías pasadas y sus autores.
La moda es imagen. Estática y en movimiento. Las prendas se mueven cada Septiembre y Febrero pero quedan estáticas para la posteridad en fotos, contando historias.

Vivimos en una era en la que la moda es sinónimo de compras y estilismo barato, hoy me gusta porque se lleva, sin pesar que esa tendencia cuando ha llegado ya ha muerto porque nació hace tres años. Quien más y quien menos eso lo controla y inevitablemente si te gusta “la moda” tu nombre irá asociado a eso. Para mi es algo más que va parejo a la cultura. No controlo de trapos, esta afición va más allá. Por eso esta serie de entradas, que entre hormonas, metáforas y canciones se intercalaran. Mi lista de fotógrafos. Mis preferidos. No son los mejores. Son los que a mi me gustan. Cuando dentro de tres siglos se estudie la era actual, sus fotos serán la carta mejor carta de presentación. A veces la moda sobrepasa su ámbito comercial para convertirse en algo meramente sociológico.



Aviso a navegantes. Soy víctima de Carine y fruto de mi tiempo por eso no caigo en los grandes, en Avedon y Newton, sino en lo que a mi me ha llegado conforme iba creciendo.

1. Peter Lindbergh
2. Bruce Weber
3. Tim Walker
4. Camila Akrans
5. Inez van Lamsweerde & Vinoodh Matadin
6. Mikael Jasson
7. Mario Testino
8. Paolo Roversi
9. Patrick Demarchelier
10. Arthur Elgorth

… por este orden.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu historia.
Yo también entré en contacto con la moda por mi madre y por mis tías. Creo que un día te copiaré la idea y contaré mi historia, con tu permiso.
Eso sí, en moda tengo dos temas pendientes: fotógrafos y modelos. No consigo aprenderme ni un sólo nombre. Y no sé porqué.
Besos.

 

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