Radiante y blanca va la novia

Ayer leí en el blog de Vanity Fair que lo realmente importante de la boda de Mónaco era saber se Charlene y Mette Marit compartían marca de tranquilizantes.

Charlene ayer, no era la novia triste, era la novia colocada. Probablemente Kate Moss creyera siempre que ella sería la novia psicotrópica y le ha robado el puesto. El semblante, tras las operaciones (y sólo tiene 33 años), inyecciones y demás se le ha quedado raro. No sé si soy la única que se ha dado cuenta que existe una moda de dulcificar a golpe de bisturí los rasgos de algunas princesas para volverlas etéreas y admirables. Sin conseguirlo. En España también tenemos un ejemplo de princesa de semblante cambiado poco empática con el pueblo.

Si al inexpresivo bótox le sumamos el cuarto y mitad de Valium que llevaba en sangre, el resultado es una Charlene ida. Ajena a su propia boda. Dicen que la princesa triste era Diana. Diana el día de su boda estaba muchísimo más feliz, ya que probablemente y, a pesar de ver al caballo de Camila (no al animal, a la propia Camila) entre el público seguramente albergaba en su interior la esperanza de cambiar al hombre con el que se iba a casar. Perdonémosla, tenía 19 años y la cabeza llena de pájaros. Pero Chalene sabe que al hombre con el que se ha casado no lo arregla ni llevándolo a Lourdes de rodillas con los brazos en cruz. Ya no sólo por los dos ilegítimos en su haber y los presuntos, sino por las fiestas bacanales que dicen que el susodicho se monta en palacio, encubiertas de club inglés, ya que sólo van hombres. Bárbara Carolina, que siempre será la auténtica reina de Mónaco, rodeada de hijos, haciéndole el vacio a la pobre Estefanía que desde hace años si que comparte Tranquimacines con Mette Marit y que probablemente se los suministrará a su cuñada, para soportar el chaparrón, quien le iba a decir a Andrea que iba a ser de los más “limpios” de la fiesta y que el titulo de “Chico más guapo del sarao” se lo iba a quitar Carlos Felipe de Suecia, más díscolo si cabe que el propio Andrea (ahora que lo pienso, entre los fármacos de otros y las novios Strippers de unos Andrea es un pobre pringaó con el titulo de rebelde)

En el lado opuesto tenemos a la señorita Kate Moss. Radiante y de Galliano, inspirada en Zelda Fitzgerald, si era una novia feliz, y radiante. Disfrutaba de su boda, de su marido y del séquito de niñas vestidas de Stella McCartney que la seguían como pequeñas clones de la propia Kate o de las Vírgenes Suicidas. Inspirador ya que todo lo que hace y mueve Kate es seguido por un séquito de admiradoras adolescente y no tan adolescente en todo el mundo, coincidencia u homenaje, probablemente preparado todo se veía muy natural. Una boda de Vogue, que no de cuento portada de Septiembre y con todas las damas acompañándola, Anna, Carine, Emmanuel y Marky Jacobs dándole el visto bueno. Amén de los Rolling, Stella, Alison, Stefano y Testino de fotógrafo; yo si quiero ver las fotos de esa boda.

Mención aparte la novia millonaria del pringaó de Andrea y su sentido homenaje a Blossom. Que me pregunto yo, que cómo con la cantidad indecente de dinero que tienen los Santodomingo esta chica no conoce ni un peine (bueno, en Mónaco ahora que lo pienso, son mucho de “efecto despeinado” tanto Carolina, como Carlota como Estefanía con sus coleteros de colores), ni el buen gusto. ¡Lástima de *! Que si yo estuviera libre sería una estupendísima princesa de Mónaco, por monísima, por buen gusto en el vestir y por pasarme el peine todas las mañanas. Además que ahora cualquiera, puede ser princesa, que se lo digan no a Kate (Moss) sino a Belén Esteban.

P.D. Charlene parecía tan Madame Tussauds que me niego a colgar una sola foto suya. Me quedo con Kate que iba tremenda.