Saltaron las alarmas. Un Bottega de mercadillo o un CH de copia autorizada. -“Los suecos pierden fuelle”- pensé yo.
Bottega Veneta, el Hermes italiano, no es una firma tan consolidada como Jimmy Choo, como para que fashionistas de todo el mundo se tiren de los pelos, por una réplica en el mejor poli piel del famoso trenzado. Y a su diseñador… a Tomas Meier… bueno, estoy segura que si hago una encuesta como mejor respuesta obtendré “político alemán”.
Carolina Herrera hubiera sido otra cosa, al menos en Estados Unidos y España. Aquí pijas y chonis por igual, se hubieran tirado a las puertas de todos los H&M patrios para hacerse con un trocito de ese mundo de logotipo de Hamptons que es Carolina Herrera NY. Pero siendo realistas, en el resto del globo, la gran dama Herrera, tiene poco tirón.
Contraprogramación. Del día 9 al día 2. Un rumor poco creíble, pero muy deseable… demasiado para ser cierto… real: LANVIN LOVES H&M.
Se colapsa la red. Los blogs no dan abasto. En los foros más prestigiosos (y rancios) se celebra con champan y se empiezan a tachar los días en el calendario.
Lo reconozco, ayer cuando lo leí se me hizo un nudo en el estomago y la alegría invadió mi cuerpo. Desde que Albert Elbaz diseña para Lanvin, la ha convertido en el oscuro objeto de deseo. Más que cualquier otra firma. Más que Chanel. Más que Dior. Más que Gucci. O al menos, comparable al Gucci de Tom Ford.
Vestidos drapeados. Vestidos asimétricos. Vestidos de tablas. Vestidos joya. Inspirados en el ballet. Sastrería muy cuidada. Americanas desestructuradas. Tops con lazada sin rematar o rematados en gasa. Bailarinas y stilettos, bisutería bizarra, el bolso “Happy”, tocados y concesiones a lo naïf: bocetos infantiles, abanicos…
Caro. Ligeramente desorbitado. No en vano Elbaz es uno de los creadores de la Demi-Couture.
Todo un golpe de efecto de los suecos. Me como mis palabras.
En el año 2004, antes de la crisis, cuando el precio de los bolsos se empezó a disparar y cuando cualquier diseñador emergente salía al mercado con vestidos a 1000 euros. Cuando la moda se empezó a consumir al minuto, cuando las campañas de verano se empezaron a filtrar en Noviembre y cuando todos los diseñadores comenzaron a tener nombre y cara; H&M dio al mundo uno de esos golpes de efecto que cambian el rumbo de la historia. Como el día que Chanel creó el LBD. Algo reproducible y perfecto que da muchos beneficios: Karl Lagerfeld diseñador de la mas prestigiosa maison de moda diseñaría una mini colección para H&M. O traducido al cerebro del consumidor medio: Chanel a precios del Zara sueco.
El resto, es historia sabida y las colaboraciones, tanto para H&M como para Target, como para Modas Pacheco, son conocidas por todos.
El caso, es que nadie, salvo Karl, que lo hizo a modo de excentricidad, decían la verdad. Cada diseñador que colabora con una firma low cost, cuenta la misma historia: que no pretenden hacer una versión de sus prendas más vendidas en versión barata, si no democratizar el lujo y acercarse al pueblo para que este conozca su firma y dar una visión de mayor calidad a la ropa barata.
Gran pedorreta sonora. Todos, absolutamente todos, han hecho una copia de si mismos como si fueran Zara. Porque Zara aunque no hace colaboraciones es el que mejor y en mayor calidad copia. Y todos lo han hecho por dinero. Cuando lo hizo Stella Mc Cartney, lo hizo porque el grupo Gucci le dio un ultimátum, porque esa ropa que creaba, que de aquella era horrible, no se vendía y sólo daba perdidas. Así que Stella para hacerse visible colaboro con H&M y empezó a vender. No su firma, si no su diversificación, lencería, ropa deportiva…
Viktor y Rolf lo hicieron porque sólo los conocían los conservadores de museo. Williamson porque es aún una firma independiente. Dinero, sólo y todo dinero.
Y sería muy sensato que dijeran que lo hacen por dinero. Querer ganar dinero no es malo, es más, todos queremos ganar dinero.
Por entonces, Albert Elbaz, un señor que me cae muy simpático, dijo a “El País Semanal” que él no se vendía y que veía ridículo hacer ropa de lujo en versión low cost porque nunca podría ser ropa de lujo, ya que se sacrificaban materiales y detalles y que él no estaba dispuesto a sacrificar eso, que para eso ya estaban las copias que otras firmas hacían de sus vestidos. También comentó que la base de Lanvin estaba en los vestidos, que era con lo que soñaban las mujeres y que el accesorio en Lanvin estaba al servicio del vestido y no para aumentar los beneficios.
A mi modo de ver, desde la de Lagerfeld o Cavalli, esta es la más importante de todas. Dara mucho que hablar y las ventas de H&M, en crisis se dispararan. No por la venta de las prendas de Elbaz en sí, si no porque a la que vas, te das una vueltecilla por el H&M y algo más caerá.
Ayer, en uno de los mejores blogs de Moda de esta país, “Delitos y Faldas” de la periodista Eugenia de la Torriente, surgía un debate entre Dí, el Sr Q y otros bloggers que realmente saben de moda, sobre si esta colaboración es positiva o negativa y si el lujo es democrático.
El lujo es como la envidia. La envidia por definición no es sana y el lujo no es democrático, ni debe serlo porque pierde la esencia de su definición. El lujo, como dice el Sr Q, no es una necesidad básica como el agua o la luz, el lujo es un sueño, es inaccesible, lo que lo convierte en ansiado y deseado. ç
No sé si me gusta o no que Lanvin colabore con H&M. Sé que escudriñare la colección, sé que me compraré algún vestido, se que a los dos días lo consideraré falso y seguiré ahorrando para el día que me pueda comprar el original, el exclusivo, el que no tienen casi nadie. También se que me duele que Elbaz o los dueños de Lanvin se vendan a esto, porque los números cantan y no les hace falta, ni por dinero, ni por excentricidad, ni por conocimiento, Lanvin vende por si sola a cualquier precio.
Por entonces, Albert Elbaz, un señor que me cae muy simpático, dijo a “El País Semanal” que él no se vendía y que veía ridículo hacer ropa de lujo en versión low cost porque nunca podría ser ropa de lujo, ya que se sacrificaban materiales y detalles y que él no estaba dispuesto a sacrificar eso, que para eso ya estaban las copias que otras firmas hacían de sus vestidos. También comentó que la base de Lanvin estaba en los vestidos, que era con lo que soñaban las mujeres y que el accesorio en Lanvin estaba al servicio del vestido y no para aumentar los beneficios.
Año 2010. Si miras en cualquier web que venda Lanvin lo que más encuentras son bailarinas a 400 euro, el bolso “Happy” en todas sus versiones, desde la de 600 euros hasta la de 2000 y bisutería carísima. Y ahora la colaboración con H&M.
A mi modo de ver, desde la de Lagerfeld o Cavalli, esta es la más importante de todas. Dara mucho que hablar y las ventas de H&M, en crisis se dispararan. No por la venta de las prendas de Elbaz en sí, si no porque a la que vas, te das una vueltecilla por el H&M y algo más caerá.
Ayer, en uno de los mejores blogs de Moda de esta país, “Delitos y Faldas” de la periodista Eugenia de la Torriente, surgía un debate entre Dí, el Sr Q y otros bloggers que realmente saben de moda, sobre si esta colaboración es positiva o negativa y si el lujo es democrático.
El lujo es como la envidia. La envidia por definición no es sana y el lujo no es democrático, ni debe serlo porque pierde la esencia de su definición. El lujo, como dice el Sr Q, no es una necesidad básica como el agua o la luz, el lujo es un sueño, es inaccesible, lo que lo convierte en ansiado y deseado. ç
Y estas colaboraciones son raras, porque habrá mucho ignorante que quiere creerse que esa prenda que se lleva es un Lanvin o un Cavalli, pero no, no lo es, es de H&M, es una copia hecha por el autor, es mentira. Y el comprador aunque quiera creerse el sueño, en su fuero interno no reconocido, sabe que no es auténtico. O al menos debería saberlo.
Yo tengo ropa de colaboraciones de H&M y también tengo alguna prenda de firma. Y mis prendas de colaboración no son para mí tan auténticas como las otras, son jerséis, pañuelos y abrigos de H&M. Pero conmigo, los suecos, consiguen lo que buscan. H&M no me gusta, no me gusta nada. Me parece ropa de un patronaje muy cutre que le falta algo y de malísima calidad. Por ese precio me quedo con Zara, que como he dicho, copia con muchísima clase y elegancia (entiéndaseme esto último), pero con cada colaboración corro a por un trozo de mentira a 20 euros y entro en la tienda, que de otra forma nunca lo haría.
No sé si me gusta o no que Lanvin colabore con H&M. Sé que escudriñare la colección, sé que me compraré algún vestido, se que a los dos días lo consideraré falso y seguiré ahorrando para el día que me pueda comprar el original, el exclusivo, el que no tienen casi nadie. También se que me duele que Elbaz o los dueños de Lanvin se vendan a esto, porque los números cantan y no les hace falta, ni por dinero, ni por excentricidad, ni por conocimiento, Lanvin vende por si sola a cualquier precio.
5 comentarios:
Guau!
El lujo no es lujo si todo el mundo lo tiene.
Gran post.
Me gusta mucho como escribes, te sigo para no perderme los proximos post.
A mi no me gusta H&M, con o sin colaboraciones me parece que la ropa es demasiado cara para la mala calidad que tiene.
Bss
uf que pedazo de post, estoy contigo en que es mejor comprar el Lanvin autentico, y quien no desea eso, yo cada dia, pero como creo que ese dia a mi no me va a llegar prefiero aunque sea un pedacito de vestido de H&M por muy mala que sea su calidad, estoy euforica ante la noticia pero tb un poco esceptica por el valor luego en ebay, y que produzcan tan poquito que el resto nos quedemos sin nada.
caprichosdeana.blogspot.com
Sino se escribe junto, te lo comento porque lo utilizas mucho y mal en todas las ocasiones y dificulta la comprensión de la frase. Sería de la siguiente manera: No esto, sino lo otro. Se escribe separado cuando es condicional: Si no te tomas la sopa, te castigaré. Un saludo
me ha gustado mucho este post¡¡¡¡
A mi no me mola nada que una firma con Lanvin se preste a esto........pero nada de nada.
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