Todos nos sabemos la historia de la familia Missoni. Esa que dice que el abuelo Octavio Missoni, croata de padres y antepasados italianos, era un atleta que fue a los JJ.OO de Londres y conoció allí a Rosita, niña bien italiana de padres dedicados a la industria textil, que casualmente estudiaba filología inglesa en Londres
Todos sabemos que se enamoraron, se casaron, tuvieron tres hijos: Angela, Luca y Vittorio; y fundaron en la región Lombarda, Missoni. La firma de las rayas, del color y del punto. Rosita se encargaba del diseño y Tai de los números y que Anna Piaggi les aplaudía como mecenas en la sobra. La firma saltó a la fama porque en 1967, en el primer desfile de la firma en Florencia, las modelos, no llevaban sujetador, lo que fue un escándalo que llamó la atención de dios hecho mujer y tacón, Diana Vreeland.
Todos sabemos que durante los setenta, Missoni era la más. Y todos sabemos que a principios de los noventa cayó en el olvido. Entonces Rosita, se cortó el pelo y se dejó una minitrenza de lo más quinqui y le cedió los alpino de colores a su hija Angela.
Todos sabemos que el primer desfile de Angela como directora creativa de Missoni fue en 1998 y que por entonces se respiraban aires sexys en las pasarelas. Subida a ese carro, Angela aligeró el punto, subió los bajos y puso flecos a los vestidos. Su primer gran best-seller. Contrató al fotógrafo de Gucci y a la estilista de sus campañas, el tándem Testino- Roitfeld y a una cara nueva que por aquel entonces estaba en todas las portadas y todas las campañas, Angella Lindval y más tarde a ese mito de la cocaína que tuneado se cree la Bardot, que es Kate Moss.
Todos sabemos que la más famosa de los Missoni es la hija mayor de Angela, Margherita, que pone palimito y melenón allá donde va, y que pertenece a esa cuchipandi socialité europea que corta el lomo en rodajas de los Casiraghi, Niarchos, Brandolini… pero que la que sucederá a mamá será Teresa, que a los 15 años ya diseñaba camisetas que lucía Giselle (sin apellido).
La primera vez que leí sobre Margherita fue en Vogue, cuando aún salía con Federico Floriani y estudiaba filosofía en Milán, en un reportaje fotografiado por Testino. Después de aquello, Margherita se hizo famosa, se mudó a Nueva York para estudiar arte dramático, fue al 18 cumpleaños de Carlota Casiraghi, conoció al hijo pequeño de Ernesto (ex de Carolina), dejó a Federico y se convirtió en socialité fotografiada por Weber. Margherita es el gran producto Missoni y ese es su mejor papel. Hace un poco de jipi, un poco de vieja guardia europea, un poco de chica “it”. Ella es un poco entre Allegra Versache y la propia Carlota. A veces me gusta. A veces me espanta. Es una petarda más. Quiero creer que lista y que no le pitan pájaros en la cabeza.
Desde que Cocaine Katie dejó de protagonizar las campañas de Missoni, estas, aunque llenas de color no eran nada Missoni. Estaban firmadas por Meisel. Ese falso dios (al que no se puede mirar directamente a los ojos) que cuando hace algo increíble supera al resto, pero que mientras tanto crea toneladas de basura y juega con el “fotochó” como si fuera la DS.
Por eso me gusta la última campaña de Missoni, porque es la “Familia” retratada por Teller (que está más en boga que nunca por su campaña para el Celine de la Philo) y es muy fiel al producto que los Missoni intentan vender y a su ideal de familia unida (aunque luego seguro no se soportan y la abuela bebe). Y a pesar de no ser protagonista de la campaña una modelo, me sigue gustando porque prefiero a Tai, Rosita y Angela que a una sobrevalorada Kalie Kloss u otra fea del estilo, pegando batacazos o saltitos.
4 comentarios:
Pues con Missoni, nunca he sabido si me disgusta o si sencillamente me horroriza... una sensación extraña, la verdad. Alguna vez he visto algo en el escaparate que tienen en Lagasca que me ha parecido bonito y es que se alejaba bastante de su estilo...
Estoy contigo que su mejor producto es Margueritha, sin duda alguna!!
B-esos
Cómo se nota que llevan el estampado en sus venas...bS!
¡Y que cara de bobo tiene el otro hijo de Angela! ¡El de las gafas! Parece que le faltan cuatro veranos y medio.
Me encantan!!!
Besos
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