Tras mis escasos diez minutos ejerciendo mi derecho a rebajas en
Julio: un vestido, dos chaquetas, dos pares de zapatos y un cinturón, me dije:
¡Basta ya! Y empecé tres duros meses de ayuno y abstinencia. Del uno de Julio al
uno de Octubre nada de comprar trapos, ni cosméticos, sólo lo imprescindible
para el hogar que ya tenía encargado. Y lo estoy cumpliendo. Cuando prometo no
volver a comprar en X tiempo, hago un juego mental por el cual si caigo en la
tentación, cosas terroríficas sucederán a mí alrededor o a mí misma. Ser supersticiosa
a veces trae cosas buenas y por miedo al karma, lo cumplo. Aquí estoy a 18 de
Septiembre con un mono que no me tengo y nada de metadona que llevarme al
cuerpo.
Tengo una lista interminable de compras para Octubre.
Los perfectos salones negros: No más de siete
centímetros de tacón fino, punta redondeada y piel extra suave. Hace dos años
gracias a Prada en Zara empezaron a traer zapatos de tacón medio y yo que soy
muy tonta me compre tres pares, 120 euros en total. Y son Satán: me rozan en
todos los dedos , son duros y no se dan de sí y estoy incomodísima con ellos. Por ese precio o
un poquito más me hubiese comprado al algo suave made in Spain que es lo que
ahora busco.
Una americana de smoking de esas de llevar sobre
cualquier vestido largo. De esas que cuando las buscas no las encuentras. Dos
meses lleva esperándome en los Massimos y verán como el uno de Octubre no
queda.
Una batidora de varillas. Mi sueño. Un no parar de
montar a punto de nieve.
Un bolso negro de piel donde me queda el iPad y no
pese como si llevara el ladrillo de la madre de Tamára.
Lencería. En mi casa siempre se renovaba uno el interior
con el inicio de curso. En y de “Princesa”.
Dirán que me pongo pesadita con el tema y que siempre ando necesitada. Eso me
pasa por tener un fondo interior de la marca de bragas malas que se ponen feas
al primer lavado. Eso es porque el señor Amancio ha dejado de traerme braguitas
de algodón a los Massimos de las que era y soy muy fan. Pero he descubierto unas en Petit Bateau y también cosas monísimas en Cos y Ell&Cee.
No sé si sabrán que al final conseguí mi suelo de
parqué, ese que brilla pero se raya. Yo soy muy de comer en el sofá y muy de
que se me partan vasos y caiga comida al suelo. Semanas antes de que la culjanter Raquel avisara que Missoni empezaba a colaborar con Bolon, la socia y yo
pusimos en el negocio una alfombra de Bolon verde marciano y ahora yo quiero
una alfombra de Bolon by Missoni para mi salón. Quien crea que es caro se
equivoca. Colocar Bolon como suelo para una casa es caro, pero hacer una
alfombra que lo resiste todo es bastante, pero mucho, más barato que una
alfombra de lana. Siempre que no combines grecas porque si pides combinación de
colores la cosa cambia. Dudo entre Bayadere Pink
o Rasberry
Muchos me dirán que tras tres meses sin gastar nada, podré comprarme
todo eso. Pues no. Hace tiempo pregunté a Anita Patata Frita que con su “OperaciónArmario” sería inmensamente rica y me dijo que igual que antes que compraba
porque no sabía cómo lo hacía siempre había imprevistos. Y eso me pasa a mí. He
ahorrado lo mismo que si gastara y encima tengo mono. Incoherencias y dramas
del primer mundo.