“Entiendo. Tú crees que esto no tiene nada que ver contigo. Tú vas a tu armario y seleccionas… no sé, ese jersey azul deforme porque intentas decirle al mundo que te tomas demasiado en serio como para preocuparte por lo que te pondrás, pero lo que no sabes es que ese jersey no es sólo azul, no es turquesa, ni es marino, en realidad es cerúleo. Tampoco eres consciente del hecho de que en 2002 Óscar de la Renta presentó una colección de vestidos cerúleos y luego creo que fue, Yves Saint Laurent el que presentó chaquetas militares cerúleas. Y luego el azul cerúleo apareció en las colecciones de ocho diseñadores distintos; y después se filtró a los grandes almacenes; y luego fue a parar hasta una deprimente tienda de ropa a precios asequibles, donde tú, sin duda, lo rescataste de alguna cesta de ofertas. No obstante, ese azul representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo, y resulta cómico, que creas que elegiste algo que te exime de la industria de la moda, cuando, de hecho, llevas un jersey que fue seleccionado para ti, por personas como nosotros entre un montón de cosas"
Miranda Priestly, “El Diablo viste de Prada”
"A menudo tengo la impresión de que la moda asusta a mucha gente y como les da miedo la critican. Creo que los que denigran nuestro mundo suelen sentirse, en cierto modo, excluidos de él, y por eso se burlan. No porque te guste llevar un vestido de Carolina Herrera o un vaquero de J Brand, en vez de algún básico de supermercado, eres estúpido. En la moda hay algo que, a veces, pone a la gente muy nerviosa."
Anna Wintour, "The September Issue"
Las frases que encabezan esta entrada son
bien conocidas por todos los que frecuentan los blogs de cualquier tipo de
moda. Una es de Anna Wintour y la otra de su alterego ficticio Miranda Priestly y ambas resumen a la
perfección al mundo de la moda y la visión que desde fuera tienen aquellos que
se consideran al margen.
La semana pasada mi yo virtual tuvo dos
altercados a cuenta del concepto moda y sus circunstancias. Como muchas veces
me he quejado, cansa mucho el que a alguien que le gusta y sabe de moda se le
tache de superficial y de esnob. Acá la frase de la Wintour real. Si te gusta la
pintura, los toros, los Beatles o el punto de cruz hasta el extremo de saberlo
todo (o casi) sobre TU tema aunque te dediques a otra cosa, se respeta,
incluidos los toros, porque el ansia de conocimiento sobre lo que sea, en esta
sociedad híper informada al segundo pero tan vacía de auténtico conocimiento propio
(¿Les recuerdo que Belén Esteban es portada de Interview y que muy
probablemente el número se agote?) todavía se elogia, pero si este campo es la
moda, directamente eres imbécil. Se te juzga erróneamente por alabar una
colección de Jil Sander, creyendo el juez que tú por creer que Jil Sander tiene
más calidad en sus camisetas básicas que Mango, les vas a juzgar por llevar esa
camiseta de Mango. Los primeros en juzgar superficialmente son ellos. Eres esnob
por gustarte la moda, la moda denominada cara, el mundo del lujo, pero no lo
eres si te gusta la F1 que es el lujo de los coches, porque al fin y al cabo es
un deporte ¿no? Y el deporte dignifica.
Los primeros superficiales son ellos por no saber ni querer profundidad
en el resto de cualidades e intereses que te definen como persona.
Y acá la frase del Diablo. Para el público que
consume moda, tendencias y estilo de vida, nivel usuario, para aquellos que no
son juzgados como esnobs porque les interesa más saber combinar una paleta de
colores y tienen un presupuesto casi fijo para Zara al mes (no lo critico yo
también estoy interesada en ese aspecto y soy una gran consumidora de moda)
pero que realmente poco o nada les importa porqué llevan ese color y no otro,
Anna Wintour es una tirana oculta bajo unas gafas negras que no deja que sus
redactoras pasen de una talla 0. La reina de las esnobs. Lo que es Anna Wintour
es la CEO de una empresa que mueve millones. Y no me refiero a Vogue.
Anna
Wintour, si, es esa mujer que elige que foto se imprime y cual se desecha, pero
también esa mujer que se reúne con proveedores de telas y con minoristas para
poder interceder entre ambos y que el producto llegue a las tiendas y que en muchos
casos ayuda a abaratar costes de producción que luego se sienten en el bolsillo
del comprardor. Anna Wintour es esa mujer que llama a la senadora K.Gillibrand a su despacho para hablar de aranceles (¿Les recuerdo que la crisis mundial que
vivimos se desató apenas un par de años después de que los acuerdos con China
en materia de aranceles se modificaran en USA y Europa? China ese país que
produce cafeteras, tornillos y también ropa) Anna respalda proyectos que ayuden
a los jóvenes creadores a lanzar su firma (Thakoon, Phillp Lim pero antes
Narciso Rodríguez, Proenza Schouler) gente que va a vivir de esto y que dará
trabajo a otras personas. Una vez se habla de números al nivel que maneja
Wintour, números que se escapan a los necesarios y pedidos por su revista ya no
hablamos de moda, hablamos de economía.
Hace ya unos años ella apoyó y fomentó la “Fashion
Night Out” en las principales capitales mundiales. En aquel momento el mundo
estaba en regresión económica y si bien las firmas de lujo crecían en los llamados mercados emergentes, en el
viejo mundo los números estaban en una longitud de onda inferior al rojo. No
sólo el lujo, también las cadenas de medio coste y las pequeñas tiendas
multimarca que dan de comer a una y en el mejor de los casos a dos familias.
Pues bien, hace dos semanas en mi pequeña ciudad castellana alejadísima del
cuatro de Times Squared, se celebró una pequeña “Fashion Night Out” para que
las tiendas que no son Inditex pudieran vender algo en esta aciaga temporada. Y
fue un éxito. Pocas de las personas que ese día aquí se compraron un vestido de
descuento y se comieron un canapé sabían de la existencia de Wintour. El
concepto “azul cerúleo”.
La moda intenta crear arte para vender sueños
que se trasforman en números que cotizan en los mercados, que estimulan el PIB del país donde ese esnobismo se transforma en una tela cortada con la que alguien se vestirá. Es algo más que la logomanía y el life style es una industria
potente que compite al lado de farmacéuticas y constructoras en las bolsas. Si
la moda sólo fuera lo bello y superfluo, si sólo fuera arte, Lacroix seguiría
diseñando. Pero no se queden tampoco con los billetes verdes y las largas colas
de rebajas para poseer la última tendencia muerta porque en el poliedro que es
la moda, también hay sitio para la filosofía, la sociología, el filantropismo y
la política.
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