De cómo comprar en eBay. Parte I


La vida 2.0 se ha convertido en una parte más de nuestras relaciones sociales. Si bien hace algunos años “ligar por internet” o simplemente mantener algún tipo de contacto con una persona de manera virtual no estaba muy bien visto y parecía que era algo que sólo hacían los “depravados", ahora tener una relación de amistad con alguien que solo conoces online es de los más normal. Actualmente tenemos amigos del colegio, de la universidad, del trabajo, amigos de amigos, amigos de Twitter, amigos de Facebook, amigos de Blogguer o amigos de foros. Los amigos 2.0 son esos amigos con los que compartes un gusto, afición, pensamiento y/o estilo del vida al 100% pero los demás aspectos no los compartes y ni tan siquiera te interesan porque normalmente en la red se buscan personas afines a un gusto que forma parte de ti y que en tu vida real apenas compartes con nadie. O así lo quiero ver yo aunque en el fondo es mucho más complicado.


El mundo virtual muchas veces nos convierte en autómatas y nos aísla. Hay gente que vive más en Facebook que en su casa. Pero la realidad hoy en día es que la red tiene también muchas cosas positivas.
Esto bien a cuento porque hoy empiezo un propósito que no sé si llevaré a término pero lo voy a intentar.

Que soy una fanática de la compra online no es un secreto y que compro en eBay tampoco. Muchas son las personas en comentarios dejados en el blog, por Twitter y en persona, que me han pedido que cuente mis secretos para comprar en eBay.  Acotaré el tema ciñéndome a ropa y complementos ya que es en el único campo en el que tengo experiencia.  No me va a resultar fácil ya que quiero contar muchas cosas así que ante cualquier duda, o pregunta por favor decírmelo y las intentaré aclarar y /o responder.

En el mundo 2.0 me he cruzado con muchos perfiles que me han ayudado en mis locuras online porque la primera premisa de eBay no es buscar, es investigar y preguntar.



Parte de mis tesoros del eBay.


#Loewetróspido


Se veía venir y nadie se dió cuenta. Era 2007 año arriba, año abajo, cuando Bebe se paseaba mundo adelante vestida del Loewe de Oña Selfa. Según ellos porque eran “colegas” de toda la vida de Dior. No sé en qué momento Mari Nieves de Badajoz y Enrique nacido y criado en Bélgica de padres oriundos de Jaén, cruzaron caminos fraternales y decidieron que eran “colegas”. Cierto es que desde que despidieron a Oña Selfa de Loewe, ese icono de la post modernidad que es Bebe no se la ha vuelto a ver vestida, ni acarreando nada de Loewe (tampoco es que me fije yo mucho en Bebe, he de decir).

Hace un par de años, lanzaron “Leather Icons” que como concepto estaba muy bien, porque ¿Qué es si no Loewe más que una marca que basa su identidad en el cuero? Pero que en su publicidad decidieron tirar de otros iconos de la post modernidad como son la it-sobrina y la it-biznieta. Error de cálculo. ¿No hubiera sido mejor lanzar “Leather Icons” siguiendo la estela de la campaña de Annie Leibovitz en Louis Vuitton? Pero claro, por lo que te cuesta un Keith Richards pagas a toda la tropa post moderna.

El problema de la campaña “Leather Icons” es que debido a sus protagonistas, apenas tuvo repercusión dentro de España y ya.
Ayer Loewe presentaba su campaña “Loewe Oro” que es de vergüenza ajena, de ridículo elevado a la máxima. Una oración por el alma de Loewe.

En un intento fallido de acercarse a un público joven Loewe, ha realizado una especie de corto/anuncio no sé muy bien cómo definirlo, cuyos protagonista son un puñado de hijos/sobrinos/conocidos de, que sonrojan a cualquiera. Desconozco si las perlas que sueltan en el video “mucho bueno vino” son ideas de cada protagonista o está guionizado, pero vamos, que esas palabras de boquitas pintadas  son más propias de “Quien quiere casarse con mi hijo” que de Loewe. Nació ayer, martes 13, el #Loewetróspido como si de un día de los inocentes se tratará. La firma consiguió ser Trending Topic en Twitter pero a base de críticas y sonrojos. Desayunando esta mañana con los tuits sobre Loewe, he leído sólo cinco positivos. Un que hablen aunque sea mal en toda regla.

Si con esta campaña, Loewe pretendía acercarse a un público joven y/o mostrar cómo es la juventud española, no lo han conseguido ni rozándolo. Tengo 26 años poco más que esa muchachada y yo, ni me siento identificada con ellos, ni con su estética, ni con sus declaraciones, ni con sus vivencias; ni mi entorno tampoco, ni el real ni el 2.0. Hijos de papá disfrazados de transgresión, pijos outsider que pretenden vender Loewe de saldillo a los que entran ganas de dar unas friegas en la bañera de Ritz y tirarlos al estanque del retiro. Sonrojo internacional es lo que he sentido al ver como se mancilla la imagen de Loewe. Esto no lo arregla ni Katie Grand desde “Love” por mucho que uno de ellos diga que asocio “Loewe” a “Love”.

Como me decía ayer Lucio Chiné, la moda está muerta y este es su entierro. Bienvenidos a la realidad #tróspida.

Aquí el video. Hay uno individual de cada personaje.





Mi primer Zara


El otro día leía en Trendencias que preguntaban si recordábamos cual había sido nuestra primera compra en Zara. Para todos aquellos que tengan menos de 18, esta pregunta es como si a mí me hacen retrotraerme a la primera vez que pisé un supermercado: cuando yo nací, eso ya estaba ahí; pero para los hijos de finales de los 80 y de provincias como yo, Zara llego a nuestras vidas con los granos, es decir, en la pubertad.



Mi primer contacto con el grupo Inditex, llegó cuando tenía 9 años (año 1994) y abrieron un Kiddy’s Class en mi ciudad. Me compraron probablemente un vestido de cuadros, pero eso es mucho querer recordar. Ese mismo año, abrieron un germen de Zara. Digo un germen porque el año pasado leyendo el libro “Zara y sus hermanas” me entere que aquella tienda que no era Zara pero se le parecía, fue un experimento que no llegó a cuajar del grupo Inditex. Resulta que a veces hacen estas cosas para estudiar el mercado, o lo hacían porque en 1994 el Internete no existía, Inditex, no era famosa y estas cosas quedaban en petit comité. Ahora lanzar una franquicia piloto es muy difícil porque de todo nos enteramos y tener que cerrar, algo que el público no demande, para los inversores en bolsa de Inditex sería un “fracaso”. Aquel germen se llamaba Brettos.

Lo que recuerdo de Brettos era una tienda en madera, como las antiguas tiendas de Zara y con muchos básicos: faldas, blusas, pantalones. Mismo patrón, diferentes colores. Mi madre guarda alguna americana y alguna falda de aquellas, y ella también lo recuerda así: faldas, pantalones, punto… todo básico, menos arraigado a las tendencia que ahora. Aunque claro, estoy hablando del periodo comprendido entre 1995 y 1999 donde Calvin Klein era el rey y mi madre guarda una blusa de aquel Brettos en satén, que bien puede ser un clon de aquella tan famosa de Amber Valetta en el primer desfile de Tom Ford en Gucci.


A Brettos llegué muy tarde justo casi cuando lo cerraron, abrieron un Bershka en su lugar y un Zara en el mejor local de la ciudad y el Kiddy’s Class cerró y se transformó en un Massimo Dutti donde yo me compre un jersey que, mirando el otro día un Vanity Fair, resulta que es una copia de un jersey de la primera colección de Jacobs para LV (Vanity de este mes, el jersey rojo que lleva Karen Elson) pero de Brettos recuerdo un jersey de punto blanco, muy Isabel Marant ahora y unos pantalones estilo panadero que gastaba yo con 14 años y que es lo menos favorecedor que he vestido en mis 26 años de vida.

Y a la pregunta de Trendencias, si recuerdo mi primera compra en Zara, diré que sí que fue una camiseta blanca de algodón que aun me pongo para dormir y que eso fue, tirando de hemeroteca (ósea de San Google) casi, casi tal día como hoy hace trece años.
Es increíble como en España, Amancio Ortega ha cambiado los nuestros hábitos de consumo. Cuando era niña, mi madre planificaba las compras: tal día, (normalmente sábado) iremos a tal tienda a mirarte un vestido/comprarme un traje, ahora salimos a dar una vuelta y entramos en Zara solo a ver que hay o simplemente porque hace frío.

Hoy en día Zara está democratizada hasta en su situación pero en los noventa, una apertura de Zara, era una portada en un periódico loca