Este mes me he pasado. Me he pasado de la raya a gusto y con creces, y todo es por mi variabilidad emocional, vamos, por ahorrar penas y no porque no tenga remedio.
El año empezó bien. El primer día de rebajas también: no compré nada, pero nada de nada por primera vez en mi vida. Los de Massimo Dutti me timaron. Desde finales de Noviembre queriéndome comprar un par de camisetas, una chaqueta y unos zapatos y resulta que, a las 00.00 del 7 de enero, eso, que llevaba en estanterías desde el 24 de Noviembre era “Nueva Temporada”.
No señores no. “Nueva Temporada” es si lo pones, como muy pronto un 20 de Diciembre, que puede colar y tolerarse ¿Pero un 24 de Noviembre? Como que no. Pero los consumidores somos tontos, y nos quejamos, y decimos que tienen mucha jeta y que se ríen de nosotros y ese día nos indignamos y no compramos, pero al día siguiente pagamos religiosamente la “Nueva temporada”. Y eso me pasó a mí, que el 7 no peque pero el 14 si, en tienda y online. En total 2 camisetas, tres tops, una chaqueta y un jersey. Sin despeinarme.
El pedido online no me llegó hasta este miércoles. Diez días de espera y ninguna explicación, cosa que no me ha gustado nada del servicio online de Inditex, que ya me pasó otra vez y mutis por el forro. El año pasado me sucedió lo mismo con TheOutnet y tras pedirme disculpas hasta en Facebook, me regalaron el envio express en la siguiente compra y un descuento de 25 libras. No está mal por retrasarse en enviar una camiseta de Vanessa Bruno de 35 euros.
Mientras esperaba mi “Nueva Temporada” del 24 de Noviembre, en Yoox decidieron dejar tirados de precio unos zapatos que no necesitaba porque tengo unos 200 pares de zapatos negros de tacón que no me pongo, tirados de precio y el envío gratuito. Y pequé.
Hasta aquí puede considerarse normal, en una chica obsesionada con los trapos, pero no. El pasado jueves en mi viaje semanal en autobús para mantener encendida la llama de mi amor, estaba yo triste y escribía una entrada sobre el rollo que resulta compartir a tu amor con la Seguridad Social española. Que aunque el mi * es lo mas mejor del mundo mundial y más bonito que un San Luis de Novena, estoy harta de que vivamos a 90 kilómetros y de tener que compartirlo los fines de semana con la sociedad por trabajo. Que así de mala soy y de egoísta. Que se me hacía duro que el pasado fuera el primer fin de semana entero que nos veíamos desde el 27 de Noviembre. Que si, que nos habíamos visto en combo sábado/domingo, viernes tarde/sábado, domingo a secas y que lo tenía tres días solo para mí, pero es que las tres semanas que vienen siguientes incluida esta, vuelven a ser medios días y días cuartos y vuelta la burra al trigo, porque el mi enamorado es un pringao de hospital y que no puede hacer nada. Y eso me pasaba. Pero me quede sin Internet y no publiqué y claro al llegar a destino cambie de humor… más o menos.
La mañana de viernes pintaba claro y animosa porque libraba de mis quehaceres, aún así me gusta llevar las cuentas del negocio claras y miré el extracto del banco online y el Gobierno, el ministerio, Merckel o el Papa no sé yo quien, nos habían pasado un recibo de impuestos con el que la menda no contaba y me deprimí porque en esta vida hay que estar alerta siempre y los jóvenes emprendedores no necesitamos subvenciones sino agilidad con los papeles y tregua con los impuestos, pero este es otro tema, así que me llegó un bono de Yoox y… una falda.
El lunes llegaron mis zapatos “que no me pueden gustar más” y el miércoles mi pedido online con un jersey “que no me podía gustar menos”. Esa misma noche, el San Luis novenario me dijo que el domingo, único día que teníamos esta semana para vernos, tenía una cena y que si yo quería ir.
No es por no ir, pero eso de ir de novia corta rollos no es lo mío, pero tengo mi corazoncito y a pesar de los zapatos “que no me pueden gustar más” y de la llegada de tan esperado paquete online decidí que como el jersey de Emporio Amancio no “me podía gustar menos” a efectos de igualdad de precio lo iba a cambiar por uno en TheCorner. Con el click y el “pedido confirmado” se me pasó el disgusto.
Llevo una semana de bajona que se me está haciendo eterna. Duermo mal porque en el hogar paterno mi padre ronca y ronca y ronca y encima se levanta diciendo que no ha dormido nada y mi piel está fatal. Estoy vaga y lenta y ayer rompí el plan: entre semana austeridad alimentaria para desquitarme el finde, y en Yoox están desde ayer al 70% y… no hace falta que siga ¿no?
Me he pasado. Mucho. Pero todo es por el vacio emocional. Vaya un trastorno en toda regla. Y si la señorita Ana Mato tuviera a bien contratar a mas médico, yo sería muy feliz y los enfermos también porque no habría listas de espera y los contratados más y mis amigas Julia y Marta, que son otras pringadas. Vamos suma estabilidad emocional para todos.
Todos felices, salvo el grupo Yoox al que estoy haciendo inmensamente rico, pero son italianos y mi gasto en su empresa no ayuda a mitigar la crisis de España.
NOTA: Ni el grupo Yoox, ni Net-a-Porter, ni Emporo Amancio patrocina mi post, no me regalan las prendas ni me hacen descuento por visitar sus páginas… una pena, lo hago gratis.
Fotos: Arthur Elgorth