El otro día * me dijo que nunca había leído mi blog y yo le contesté: “No lo hagas”.
Ayer mi madre me dice: “Hija cuidado con lo que cuentas por ahí, porque es del género tonto ir contando intimidades, es mejor ser discreta”. Venía a colación la frase en cuestión porque yo conozco a una Egoblogguer. De vista, pero la conozco. Ella no me conoce a mí, y mucho menos sabe, que yo tengo un blog, y mucho menos que uno de los sueños de mi vida es encontrármela en uno de los parques o plazas de esta mi ciudad, en pleno “chuting” con su Santo a modo de trípode. Resulta que como a pesar de ser ciudad, este lugar es un pueblo, mi madre conoce a los padres de esta prenda. Así que nos dedicamos a poner en común nuestros conocimientos durante la comida.
Mi madre sabe que hay gente que se fotografía y se cuelga abiertamente en Internet y que muestran casas, coches, bolsos y patrimonio en general, pero quedó horrorizada al conocer de lejos a alguien que ejerce tal hobby. Todos los datos, o al menos el 90% de los datos que le conté a mi madre sobre mi EB, eran deducidos por las fotos que cuelga. Mi madre, consideró que era una forma de prostitución. A parte de una forma de ser tonta.
Para tranquilizar a mi progenitora, yo le dije, que mi blog eran una serie de podían llamarse artículos tipo “lifestyle”. Evidentemente no utilicé dicho palabro porque me hubiera llamado majadera.
cuando comencé mi proyecto de piso, pensé en hacer un blog sobre dicho proyecto, pero me he dado cuenta que no quiero hacerlo porque sería rebelar demasiada información sobre mi vida. Y no es que tengan miedo de que me secuestren, porque este es el mayor miedo de mi madre, que me secuestren y que me mate, pero así en genérico, quiero decir sin raciocinio causa efecto. Si cojo un coche, me mato; Si llego cinco minutos tarde a mi casa, me han secuestrado; si mi teléfono se corta mientras voy hablando con ella por la calle, me han dado un golpe y me encuentro con la cabeza ensangrentada en mitad de un paso de peatones. A través de fotos personales se pueden deducir más cosas que a través de un simple texto. Y eso que acabó de contar una intimidad muy intima de la máama, pero ustedes, no le ponen cara y por tanto mi máama, es anónima.
Así que mi piso marcha y tengo ya miles de ideas. En teoría tengo libertad para hacer lo que me de la gana. Y yo quiero parquet en vez de tarima, puertas blancas y un vestidor.
Con el vestidor no ha habido problemas, nadie me ha dicho nada sobre me idea de tirar un tabique, hacer una habitación principal más grande, que tenga despacho y vestidor. Pero ahora lo de las puertas y el suelo trae cola y todos opinan y yo me enervo, porque ¿a caso no podía hacer lo que quisiera?
Quiero parquet. Quiero parquet porque me gusta más que la tarima flotante. Y si, sé que es más delicado. Pero yo fui una niña que nació y creció en un piso con parquet y el parquet aquí sigue. En treinta años se ha acuchillado una vez y no me parece tanto. Ahora que permanece en buen estado porque mi madre no me dejaba hacer el bruto en casa. Me explico. El otro día fue a medir el herrero y me dice: “¡Uy parquet, es muy jodido, mi niña me lo tiene machacado por el triciclo!" Y yo pensé: “¡Coño! No le dejes el triciclo en casa”. Yo tuve una infancia con parquet, tacatá y triciclo, pero el tacatá era para el pueblo y el triciclo para la calle. ¡Y no tengo un trauma!
Y en cuanto a la puertas blancas más de lo mismo, que si se rallan, que si son más caras, que sí, que sí, que si… así llevamos todo el verano. Y yo envenenada, porque todo el mundo: albañil, constructor, herrero, la vecina del octavo, la del pan… parecían tener más gusto que yo. Pero la luz la puso mi tía, que es considerada una institución en madera de decoración, con un gusto exquisito nunca rebatido por nadie: “Lo mejor es que pusieras suelo hidráulico que son una baldosas muy de moda que imitan a antiguo y si no tarima, pero tarima de la de madera de verdad, de la que se clava sobre una rejilla previa y de la que suena al andar y si no parquet; pero tarima flotante… eso no W*, eso ¡no! Y lo de las puertas blancas… pues depende de las capas de lacado, si el lacado es bueno, las puertas no te cuento.

Así que W* gana. W* gana porque su tía la de entiende de esto le ha dado la razón. Y también porque la diferencia en precio entre mis puertas y suelo carísimo respecto a las útiles y baratas puertas de los demás es en proforma casi inexistente (toma ya).
Las fotos no son ni propias, ni de mi casa, ni tan siquiera de decoración. Son de las colecciones de invierno 2002/2003 y verano 2003 de Tom Ford para Yves Saint Lauren. Inspiradoras para mí desde un tiempo a esta parte.