Vivir para contarla




“Vivir para contarla” son las memorias noveladas de Gabriel García Márquez. Una mezcla entre realidad y ficción de los recuerdos de juventud del autor.


Desde hace dos meses no pertenezco a ninguna red social, salvo este blog. Las razones que me alejaron de las redes sociales nada tienen que ver con el anonimato, ni la protección y uso de mis datos ni nada parecido. Más que nada porque creo que aunque no esté en Facebook tengo un iPhone donde de vez en cuando me dice que cierta aplicación necesita “saber mi ubicación” por lo cual estoy más que pinchada.Pero he descubierto que no las necesito. Que puedo seguir viviendo sin ellas, respirando, comiendo, viviendo e incluso relacionarme.


Pensé que si, pero puedo vivir sin necesidad de contarlo. Soy de las que piensan que el 90% de los comentarios, fotos, enlaces y demás zarandajas que se “comparten” en las redes es un vivir para contarlo, una “Second life” pseudoreal de lo que nos gustaría ser y no somos o peor de lo que nos empeñados que los demás crean y piensen de nosotros.





Esto es inherente al propio ser e inconsciente a nosotros mismos, el disfraz de protección que tanto me gusta pensar que tenemos. Con Facebook se magnifica, pero realmente sólo engañamos a quien no nos conoce.Como aquel libro de Nick Hornby en la que la protagonista era infiel pero se escudaba en que era buena porque era médico y salvaba vidas y lo mencionaba en un bucle sin fin a lo largo de la novela. “Cómo ser buenos”. Cómo ser buenos.El altruismo no es tal en el momento que cuentas que lo haces. El altruismo es el gesto de dar sin recibir y mucho menos contarlo que lo haces porque en ese instante estás viviendo para solo contarlo, no por lo simple de vivir y sentirlo, lo haces para proyectarte. Los gestos que haces porque te gustan y porque quieres no sientes la necesidad de hacerlos públicos reiteradamente porque el haberlos hecho ya es más que suficiente. Un gesto de vida, que no de Facebook. No es generosidad, es hipocresía. Yo misma me proyecto en mi blog.





Muchas veces me arrepiento que algunas de las personas que me leen me pongan cara, precisamente por esa proyección de mi persona o de mi ser y creo que no me gusta, o al menos no del todo. Pero mi blog es egoísta por definición, porque son las voces de mi cabeza.



FOTOS: Kate Moss por Glen Bluchford 1994

Vuelven las tetas



La andrógina y aburrida Emmanuelle Alt dijo cuando se hizo con las riendas de Vogue Paris que iba a bajar la dosis de sexo que aparecía en la revista. Es más presumió en su día de que en su primer número, sólo aparecía un pecho.
Reconozco que, a pesar de todo, ni compré el último número de Carine (que tantos buenos momentos nos va a dar próximamente, porque ahora que es libre es mucho más fascinante), ni el primero de Alt(a). Porque me enfadé. Me enfadé con Carine por la elección de su última portada que más ñoña y aburrida no podía ser y me enfadé con Alt por aprovechar una vez más la realización de la campaña de Isabel Marant para marcarse un edito. Que yo no digo que aprovechando que sales y dejas a Françoise y Antonin con el tu Frank, con los bocatas preparados para irse a jugar al parque con Asia Zahn y las mudas limpias y los tranquimacines y cortauñas para cuando el tu Frank vaya a ver a Christophe Decarnin a su retiro espiritual en el manicomio (Dios me castigará por este cruel comentario, pero va de buen rollo)te marques varios tantos, pero chica ¡Un poquito de variedad! Que si, que hay que ahorrar pero la creatividad es gratis y la ropa te la mandan por la patilla las própias firmas...
Asi que no me las compré.
Ahora Alt se debe haber olvidado de sus promesas y de tapar las tetas porque en el nuevo número de Vogue Paris, vuelven las tetas y las poses explicitas como si Carine (casi) no se hubiese ido. Me gusta la nueva tipografía y me gusta que vuelva la esencia. Porque eliminar las tetas de Vogue Paris no es el camino para volverla actual, el camino del regreso al éxito (2002/2005) es otro.








Tal como eramos


Brad está en Cannes. Brad está ya metido en los cuarenta y yo sobrepaso (por poco) el cuarto de siglo. No se porqué al ver a Brad hoy en la tele, padre de "Somos 10" (la verdad es que ya no se cuantos son), me he acordado del cierre de "SuperPop" y he pensado que, seguramente, Brad haya sido el actor que más veces ha salido en esas páginas de colores chicle.
Pasada ya la primera década del nuevo siglo, un revival noventero invade lo que tiende y quiere ser tendencia. Las que hoy compraban SuperPop no habían nacido en época de Thelma&Louise. No vieron nacer al último mito y las que hoy suben el talle de sus vaqueros, no saben quien es Susan Sarandon y que el rojo labial mezclado con sombra azul, un día fue sexy.
Los 90 fueron de las chicas. Quizás el mundo no se dio cuenta hasta la explosión del Girl Power, pero ellas años antes avisaban que había llegado para quedarse.










Hay películas que marcan tendencia, y no en todas un diablo viste de Prada y las chicas que hablan de sexo no siempre habitan en NY y no siempre calzan Manolos.

Amor y otras drogas



No tengo todos los datos. A penas un mensaje de ayer por la noche y un par de mails.


Volviendo a la reiterativa frase de: “Si no te llama, si no se acuesta contigo, es que no le interesas”; ¿Qué pasa cuando te llama, pero no se acuesta contigo? Es más, ¿Qué pasa cuando te llama pero ni tan siquiera te besa?
¿Quizás un cortejo a la antigua?
Pero creo que no hay flores ni tuna. ¿O simplemente amistad? Aunque ¿Puede crearse una amistad a raíz de años de miradas en un bar?.


Mi E* dice que le pregunte a mi *, que es un oráculo de las relaciones; discierne perfectamente cuando un susodicho se quiere frungir a una amiga mía, cuando quiere algo más y cuando pasará. Si escribe un libro, nos forramos (Digo nos forramos porque si una Egoblogger por sacarse cuatro fotos y conocer a la perfección a página de compra online de Zara, es estilista, yo por llevar desde 2008 escribiendo un blog, soy editora).



Seguiremos informando.


Las fotos son del editorial y corto de Bon Duke para The Block Magazine protagonizado por el coreógrafo Justin Peck y la primera bailarina del Ballet de Nueva York Janie Taylor. En él se muestran las prendas de Chloé para esta temporada.