Retales de felicidad





El día más feliz de mi vida fue un día de Septiembre del 2007.

No hubo ningún acontecimiento especial, pero ese día es sin duda el día más feliz de mi vida.


Recuerdo además, donde estaba y con quien en el momento en el que me di cuenta. Serían las 4 de la mañana y estábamos en la penúltima discoteca de la Gran Vía de esta ciudad: mi Jipi, mi amiga la que salva vidas y la de que todos se enamoran con su penúltima conquista (que nos conquistó a todas) y al otro lado del teléfono la que vivía en África.


Había tequila, que me bebí sólo yo, y eso que no bebo, y gominolas y sonaba Alaska. Hacía calor y empezaba mi último año de carrera y en ese momento era plenamente feliz por todo lo que tenía y por todo lo que me esperaba. Fue una noche mágica y cuando pienso porque las quiero, pienso en aquella noche, en aquel momento, en la discoteca vacía, con aquel chico que nos miraba y se reía porque no entendía por qué llorábamos de pura alegría. No estaba sola, pero allí no estaba, pero yo era feliz.



Desde entonces recuerdo más momentos de felicidad con ellas y con las de aquí, pero no hubo un momento en el que me sintiera plena hasta una mañana de mar gris y nuboso que entre sollozos por teléfono me di cuenta que estaba llena. No estaban ellas, pero él allí si estaba.


De tres en tres





En menos de seis meses a mi jipi le han propuesto hacer un trío dos veces. El otro día estaba hablando con una pareja y sin nombre, ni edad, ni análisis de sangre mediante, el tío le pego un morreo y le dio su número. Delante de ella que sonreía complacida.



No recuerdo en qué momento pasamos de tener toque de queda en casa, a total libertad, y no entiendo cómo aún damos paseos por la diagonal de la misma manera que lo hacíamos a los 13 años (dando voces y hablando de la gente, normalmente en términos moralistas y caminando muy deprisa) mientras nos proponen prácticas sexuales en grupo y no nos volvernos locas. Bueno, a mi no me proponen nada.

Mi jipi es que es de carácter amigable y emana buen rollo y calidez, como dice ella: “Quince minutos hablando conmigo y sabes que mi perro se llamaba Chuspi, el nombre de mi pueblo y que me fui de Erasmus a Italia”. No tiene dobleces y le pasa lo que le pasa.




Mi padre no me deja el coche
. Mi padre no me deja el coche por si me mato, pero en menos de quince días empiezan las obras de adecuación de mi local para abrir mi propia clínica. Puedo pagar el impuesto de inmuebles pero no conducir 60 kilómetros por si me mato en la autovía. Acabo de cumplir 25, en este año abriré mi futuro, pero no puedo conducir por si me mato.
Hace seis años que vivo en pisos compartidos, pero mi madre aún me da consejos sobre que comida hacerme cada día.




Las madres de mis pacientes, cuestionan mi edad, pero yo investigo la página de Kiehl´s porque necesito un sérum para el cansancio y un buen contorno de ojos, porque los granos postadolescentes comparten protagonismo con ojeras y signos de fatiga cuando duermo poco o demasiado ¿?
Se me ha pasado la edad para ser joven prodigio y para recibir ayudas de joven empresario, pero aún soy una niña a ojos de pedir trabajo y de conducir (por si me mato).




Mi * cumple hoy años, pero según mi padre es un niño como yo, correcto porque: “Ni es un drogata, ni un melenas, ni lleva grafitis ni agujeros”.
Tengo una crisis de edad, a mi jipi le proponen un trío treintañeros mientras espera en la puerta del colegio y que venga nuestra amiga la que vive con un chico y salva vidas, pero que al llegar a la bien cercada, nuestra ciudad, su madre le manda hacer el baño cada día.





Por cierto ella dijo no. Las fotos son de Harry Winston porque se casa mi primera amiga. No puedo conducir por si me mato pero se casa una amiga de mi edad.

Y la ganadora es...

Emmanuelle Alt.
Como si de la elección de una sede olímpica se tratara, el fashion bussines, ha vivido la elección en directo. Via Twitter Vogue Paris. Una locura tecnológica. Candidatas que se caían del bombo. Hace dos días que se sabe en el seno de Conde Nast. Y la elegida es ella. Para mayor gloria del universo voguette.
Emmanuelle, déjame decirte una cosa, antes de que te pusiéramos cara, hace cinco años, parecía que tenias talento, deja Balmain y el negro y demuéstranos que no nos equivocábamos.