LOVEFOOL: Seguro que lo valgo

“Lovefool” The Cardigans
“Querido, me temo que nos enfrentamos a un problema
Tu no me amas más, lo sé
Y quizá no hay nada
Que yo pueda hacer, para hacerte que lo hagas
(…)
Pero yo creo que tu me mereces”
- Jipi: “Que si W*, que sí, que ya lo verás, que vamos a …”
- W*: “Jajjjajajjjajjja”
- Jipi: “Hay que ilusionarse con las pequeñas cosas; cómo el paseo en bici y que me toque el pelo. Si pasará de mi, no lo haría ¿o acaso si a ti no estás interesada le pones
ojitos a un tío? No, no lo haces; pasas directamente (…) así que voy a ir a por todas; a darlo todo”
- W*: “¿Tienes un plan?”
- Jipi: “No, no lo tengo, pero voy a darlo todo”
- W*: “Seguiré tus pasos y me los aplicaré”
- Jipi: “W*… te quiero… un besín”
- W*: “Noooooooooo ¡¡Me ha dicho un besin!! Jajajaja ¿Qué te está pasando? Jajaja (…) yo también”




Volviendo a mi tema recurrente, porque sinceramente, paso olímpicamente de hablar sobre la moda y sus circunstancias, aunque si, podría hacer una pequeña lista sobre mis colecciones favoritas para el próximo verano, encabezadas por Chanel; disertar el porqué todas las voquettes (Paris y al rededores como Dasha Zukova) están embarazadas, que creo que es porque la barriga, y digo sólo la barriga está de moda y si no echarle un vistazo al desfile de Jean Paul Gaultier, que estas no dan puntadas sin hilo y viven por y para la tendencia, para crearla o llevarla, o ni eso, que se yo… ¡lo que me divierten las chicas Vogue Paris! Tan inquietantemente feas, distantes y serias, todas menos la Barbieri; y lo bien que parecen que pasan de posar ante Scott o Garancé.
A mí en el fondo me encantaría ser un esparrago soso y serio con una larga melena azabache y un Rolex en la muñeca, pero soy más superficial y prefiero potenciar mi aura virginal, que es como la acidez, te mata lentamente, pero hay que aprender a convivir con ella.
Por cierto la que me tiene muy harta Emmanuel Alt, bueno harta no, enfadadísima porque manda pelotas el estilismo del desfile de Balmain y sobre todo, manda pelotas el de Isabel Marant. Que de Balmain ya paso; paso incluso de la contradicción imperiosa que me suscita el odio hacia la misma oda repetitiva, esta vez militar y a la vez el deseo profundo de querer una camiseta bordada (ahora rota), pero de Isabel Marant no paso. Me resulta vomitivo. Es como cuando los del Elle, Marie Clarie, In Style y demás revistas basura, que la gente tiende a etiquetar como “de moda” pero que son simplemente femeninas, te ponen la foto del desfile de Chanel como “inspiración” y al lado la versión de Zara. No es lo mismo. Que yo sepa, buceando entre las colecciones de Isabel Marant desde 1994 (no las he encontrado todas pero bueno) y comparando con lo que Pierre Balmain hacia, se ve desde luego que Monsieur, no es la inspiración de la parisina Marant. Todavía Marcel Rochas por aquello del encaje y el broderie, mira hago el esfuerzo y me lo trago, pero Balmain no. Aunque nada tiene que ver el este Balmain con el auténtico, que se perece más a Cavalli… y lo dejo porque voy a empezar a jugar a los diseñadores encadenados y eso es un coñazo. El caso que pido la cabeza de la Alt como estilista de Marant.
Y de paso pido la cabeza de Yolanda Sacristán como directora de Vogue España, porque me parece de juzgado de guardia que le de a la señorita Artiles un edito con entrevista en el número de Noviembre. Lo de la Artiles es la gota que colma el botijo, tras las portadas de Lindsey – ahoradiseñadoradeUngaro – Lohan, y Charito Piedra en versión dominatrix. A parte que la calidad de los contenidos a disminuido ya notablemente. Es que ¡Qué será lo próximo!
¿Kira Miró? ¿Carolina Cerezuela? No, si va ser verdad el rumor ese que corre por la red de que Condé Nast quiere comprar Elle, en España la fusión se está haciendo patente.
Y no sigo porque me enveneno, y ya lo he hecho demasiado la semana pasada. Esta semana me toca ser Bridget Jones optimista. 
Existen dos versiones de Bridget Jones, la que cantaba “All by Myself” en pijama y con el pelo sucio para olvidar que sus días terminarán tras ser devorada por mastines en la soledad de su piso y la que se embute en un vestido rompedor para conquistar a su canalla pisoteando a todas las metro ochenta de largas piernas.

Esta semana soy la segunda.

Lo sé, estoy pesadita. Pero ya lo avise en mi segunda entrada del blog: soy una obsesiva neurótica. Soy Mónica. Y a mi ahora lo que me preocupa son el amor idiota y el paso del tiempo. Y lo digo así sin tapujos ni medias tintas, si total; aquí ya nos conocemos todos y tenemos muy claro que el lomo se parte en rodajas, que el amor es una enfermedad crónica que no se cura con el tiempo, se busca o se huye de él, pero siempre está presente.


La cuestión del paso del tiempo, es cuanto menos preocupante porque el otro día he descubierto que soy una ñu vieja. Porque sólo a mí se me ocurre ir a una fiesta universitaria un jueves a las 12.30 de la mañana, que estaba fuera de lugar totalmente porque allí todo el mundo llevaba el número 1991 escrito en la frente. De una juventud que daba asco vaya, que cuando el DJ pinchó el “Let’s get loud” de Jenni la del Barrio, las únicas que berreábamos la canción éramos las tres ñus borrachas que vigilaban la puerta, mientras bailaban como las madres en las bodas: moviendo la cadera al compás y poniendo boquita de piñon.

“Lovefool” me gusta desde siempre. Y hasta hace bien poco no me había dado cuenta de la primera estrofa es algo así como el resumen de mi vida. Y es como yo, aparentemente naïf pero de un profundo humor negro y un potente sabor amargo. Esta canción habla de una chica que pide una oportunidad, no porque crea merecerla sino porque está segura que ella lo vale. A mi es una cosa, y ahora no hablo del amor, que me pasa desde que tengo conciencia de mi misma; sé que no sirvo para muchas cosas, pero para lo que creo en mí, pido una oportunidad.

Hace un ratito, mi Jipi, que está optimista me ha dicho:


“Hay dos opciones: que le guste mi personalidad o q no... barajaremos q por
supuesto le voy a gustar (…) si es que yo se, que el fondo le gusto. Soy como un
virus: estoy en fase de latencia y aún no he causado enfermedad”

y ese es el resumen de Lovefool: No tengo un plan, pero te voy a encantar, así que no te vayas y quiéreme, porque voy a gustarte.

No, no tenemos ningún plan porque nunca lo hemos tenido y porque no somos convencionales, porque somos excéntricas y lo que más nos gusta es que nos lo diga. Como la canción que llora, reza e implora que la quiera, pero no por desesperación sino porque cree en sí misma. Es una obviedad y quizás sea cierto que el mundo no está preparado para ello. Hace no mucho alguien me dijo que hay que ser un chulo y echarle cara para conseguir las cosas. Y tiene razón. Todo es cuestión de actitud. Bridget encandiló a Daniel Cleaver y Mark Darcy el día que se dio cuenta que les iba a gustar… y nunca tuvo miedo a hacer el ridículo porque a caso ¿No es el amor idiota?


FOTOS: "The Other Side of The Summer" Steven Meisel. Vogue Italia Junio 2003

DE CÓMO UNA JOVEN CON FUTURO PROMETEDOR PASA A SER BRIDGET JONES

La primera vez que leí “El diario de Bridget Jones” llegue a la conclusión de que Bridget era una loca desequilibrada, obsesiva, metepatas y algo patética. No, muy patética. Patética porque su vida en vez de girar en torno a ella, giraba en torno a su peso, al chocolate, al sexo (o a su ausencia), al tabaco, a los hombres y a la cantidad de alcohol que injería a lo largo del día para olvidar:
- Su ausencia de sexo
- La indecente cantidad de chocolate consumida
- El peso que le había hecho aumentar la cantidad indecente de chocolate consumida
- El número de cigarrillos fumados para aplacar la ansiedad generada por el peso y contrarrestar el subión glucémico causado por el chocolate (artífice de todos los males)
- Y sobre todo (enlazando con el primer punto de la lista) para olvidar lo olvidada que la tenían Daniel Cleaver y Mark Darcy.
Patético.
Años más tarde he descubierto que Bridget Jones no es un personaje de ficción, Bridget existe. Existe en el interior de cada mujer que conozco. Es más, existe en el interior de cada mujer que conozco, cada gay y algún que otro hombre heterosexual (que de vez en cuando saca la lesbiana que lleva dentro).

Si yo tuviera que hacer una lista resumen de mis días, incluiría apartados como: lo cantidad de gorda que me siento en porcentaje (proporcional al número de pensamientos autodestructivos); el número de tazas de café consumidas (que es saciante); el número de onzas de chocolate y/o galletas o en su defecto cereales, que contienen el graso elemento (directamente proporcional a lo gorda que me siento y por tanto al número de pensamientos autodestructivos); el número de veces que he actuado de espía, número de conversaciones en torno a los hombres y el pensamiento masculino… que sería la cifra más alta.
Todo esto viene a cuento porque quería yo contar el cómo y porqué esta pequeña rubia se entorzó el sábado… por solidaridad (por solidaridad con todas las Bridgets Jones del mundo, el patetismo reinante y con Summercat que bebía para olvidar que su señora le había dejado)

VIERNES DOS DE OCTUBRE DE 2009.
Tras haberse pasado cuatro horazas sentada delante del televisor, mientras se ponía tibia a galletas Príncipe con Cola Cao (chocolate al cuadrado) pensando como lo de ser perdedor es algo muy español, algo así como la pereza, la impuntualidad y la eliminación en cuartos de cualquier campeonato, y a pesar de ser viernes noche, a la pequeña W* no le apetecía nada salir.
00.00 Horas, sofá del salón de la PensionDeMiCasa: La pequeña W* con el rímel corrido y el pelo sucio, la jipi con pijama y gafas de ver sin cristales reducidos, Su cosiendo botones (diecisiete para ser exactos). Enfrente de ellas Jorge Javier Vázquez en la tele, entrevistando a Carmen Lomana mientras Belén Esteban le pedía un vestido y JmE, el amigo gay, sentado en una silla con su perra Fivi. En genérico, tres chicas solteras en la primera mitad de su veintena con la carrera ya terminada una a punto de ser doctora en lingüística, otra camino de serlo en odontología y la tercera opositando a grupo A, viendo un ridículo programa rosa, comiendo galletas Príncipe y hablando de hombres con su amigo gay, mientras juegan con su perra, que es una consentida porque a la pequeña W* un buen día se le ocurrió darle solomillo. Vamos, que entre las nueve amigas solteras de mi madre que se compraron piso unas encima de las otras en el mismo bloque y comparten gato y nosotras existen diferencias sutiles e insignificantes:
- El amigo gay
- El gato
-La gravedad aún no ha hecho estragos en nuestros cuerpos (lástima de cuerpos mal aprovechados)


SÁBADO TRES DE OCTUBRE DE 2009
18.30 Horas. Tras pasar una mañana escalando en el rocódromo (si, nena, semos de un moderno jipiflautico que quita el hipo), a Su, W* y la jipi les dolía parte de su anatomía que desconocían que existiesen y pudiesen doler (a saber: lo profundo de la axila). Ocupaban los mismos sitios en el sofá, la jipi con lentillas en vez de gafas sin reducción y servidora con el pelo limpio (y brillante) era lo único que las diferenciaba de la noche anterior. Bueeeeno Su en vez de coser, planchaba (17 camisetas para ser exactos). Esta vez no había perro, pero si galletas Príncipe. El asunto tocó techo en el momento que interrumpimos la conversación (sobre hombres) para darnos cuenta de que “Cine de Barrio” había empezado y nosotras lo estábamos viendo. En realidad el asunto había tocado techo una hora antes cuando mi Jipi me cortó las uñas de los pies, porque yo ni se (me las corta mi mamá, puestos a contar miserias que más da que cuente esto)
Descritas estas dos situaciones lamentables, es lógico que bajara al Súper a comprar Vodka, y es lógico que me entorzara tras ello, porque justo en el momento en el que agarre mi botella de Absolut con amor, una púber de pelo largo rubio, se dirigió a mí DE USTED. Una novata pardilla nacida en 1991, me estaba llamando a MI de USTED. Una pava de 1991, ¡¡¡1991!!! En ese año yo ya leía. Cuando ella viene, yo me fui ya hace rato.


Si a la sensación de similitud con las amigas solteras (maestras para más inri) de mi madre, agravada por mi encontronazo con la novata en el supermercado, le sumos la llamada de Summercat, contando que su señora le había dejado y necesitaba beber (y otras cosas que no puedo escribir en mi blog) para olvidar; ya estaba liada.
Y la lié. La lié parda. Porque el vodka me sentó fatal y acabe durmiendo en mi propia agonía a las tres y media de la mañana. Igual que le hubiera pasado a Bridget. Aunque como había pronosticado mi jipi: “… si, si, saldremos esta noche… pero yo te digo con que me vuelvo… con Kebab”. Pero se equivocó, porque habían quedado galletas Príncipe en la lata.

FOTOS: "The Balenciaga Mystique" y Pablo Ruiz Picasso para Vogue USA por Irving Penn (R.I.P)