ACCESO A BALENCIAGA

Este iba a ser un blog de moda. Incomprensiblemente he acabado hablando de mis intimidades sin ningún pudor a cada segundo día. Es por eso que yo ayer, andaba preparando una entrada sobre moda.
Documentándome tirando de Google estaba, cuando incomprensiblemente acabe viendo la lista de amigos del Facebook de Julia Restoin Roitfeld (no, no estoy preparando la enésima entrada sobre Julia vs Bee, que nadie se preocupe). El caso es que después de husmear por su lista de amistades, y ver pasar ante mis ojos nombres y fotografías de socialités internacionales, estilistas, modelos y diseñadores, me sentía fatal.
Estaba hurgando en la auténtica intimidad de una persona que desconoce mi existencia y que vive en un mundo paralelo al mío. Era como si estuviera revolviendo entre la ropa interior de la Reina o viendo la cuenta de desfalcos de Mario Conde.Dicen que con esto de los blogs, y los fenómenos de las redes sociales y myspace, estamos separados sólo por seis grados. Estamos interconectados, todos nos conocemos, nos exhibimos sin pudor buscando esos cinco minutos de fama cruel y agria de los que hablaba Warhol. Es inconsciente. Es un arma de doble filo, la información fluye. Balenciaga presenta a las 9.30 a.m. en el carrusel de Louvre y a las 11.00 a.m. en Tokio ya hay una niña que se muere por uno de vestidos brillantes. Es más, en un mes, en el Zara de Ginza, podrá encontrar una copia (muy mal hecha, eso si). Lo sabemos todo al instante. Lo saben todo de nosotros antes de que lo pensemos.
Todos nos conocemos. Todo es rápido. Prêt à porter, prêt à tirer.

CUMPLEAÑOS ¿FELIZ?, SI!

Me he levantado con el pelo revuelto, con ojeras y malos humos. Vamos como siempre. Pis y me he mirado en el espejo. Misma cara que ayer y espero que mañana. Es mi cumpleaños.
El mundo mundial que me rodea, se piensa que el que no me guste mi cumpleaños es una pataleta de niña pequeña. Puede. Pero tengo poderosas razones para que no me guste este día:
- Soy hija única (hija boba, digo yo) de padres mayores (me reservo la edad, porque el que yo comparta mis intimidades, no significa que comparta la de mis sufridos progenitores). Cuando era pequeña, con mi lógica aplastante de niña precoz de seis años, asociaba el cumplir años a hacerse viejo y por tanto a morirse. Dicen que los niños pequeños no piensan en abstracto y por tanto no contemplan la muerte. Yo le digo a esos psicólogos, que y un cuerno de vaca sagrada. Me aterraba quedarme sola. Por tanto si no había cumpleaños, nadie se hacia viejo y todos viviríamos felices para siempre.
La culpa de este razocinio aterrador, la tenían dibujos aparentemente naïf como Heidi y Marco, que en el fondo han causado mucho daño a la infancia (quizás sea mejor la violencia y el sexo gratuito que ven ahora nuestros niños, nada de mensajes subliminales con peluches y golosinas, la realidad al descubierto)
- Cuando era pequeña, mi madre en su crueldad infinita, no me celebraba el cumple. Con la familia si. Una fiestas que pa’ que. A saber: padre y madre que anteriormente he mencionado son mayores, abuelo y abuela que si padre y madre son mayores estos dos mejor lo callo, mis primos que me sacan diez años y sus padres que son de quinta de los míos. Eran unos cumpleaños fabulosos. Las pastillas para el reuma y las hormonas para controlar la menopausia corrían a raudales.
No me celebraba el cumple porque si lo hacía, los niños me invitarían a los suyos y fomentaban el consumismo gratuito, el gastar por gastar. Daba igual. Si es que yo no me convertí en la marginada de milagrito. Gracias a mi personalidad arrolladora (era una listilla mandona que pegaba voces, vamos, lo que se conoce como la delegada de la clase) los niños no me hacían el vacío (moobing que se diría ahora) y me invitaban a los suyos. Al principio, mi madre, que ya he mencionado que era cruel, no me dejaba ir (lo que digo, ella pretendía que fuera la rarita) pero luego a cabo claudicando porque como yo me eduque en los primeros años de andadura de los equipos psicopedagógicos de los colegios, no quería que sus compañeros le hicieran moobing a ella, no quería estar “fuera de onda” (mamá, como papá, es maestra, pero no mola ni el 10% de lo que mola papá).
- Aún así he celebrado alguno. Todos, y digo todos han acabado en desastre. Siempre la que más ha llorado, yo (que para eso es mi día coño!).
Con estas premisas, normal que este día me guste más bien poco. Me paso el día alerta por si se produce algún desastre.
Además es muy deprimente. Antes de ayer, baje a la facultad (si, lo hice, y vi objetivos… antiguos) en mi inocencia perdida, pregunte que que tal los novatos y AB me dijo: “No lo he mirado, y tu, ni lo intentes, son del 90”. DEL NOVENTA!!!!! Cuando ellos nacieron, YO YA LEÍA !! Ya digo que siempre fui precoz, con cinco años leía y pensaba en la muerte…
Cuando yo era precoz, me imaginaba a la gente de mi actual edad (23, que no lo he mencionado aún, es lo que se llama “oposición a la realidad”), casada y con marido, niños, casa, coche y perro. A mi me dicen hoy que me dan marido, niños, casa, coche y perro y voy, cojo el cuchillo matancero, y me corto las venas en canal.
Me imaginaba eso, porque los veía “maduros”. Yo hoy soy lo opuesto a la madurez. Tengo un disfraz muy bonito de madurez, pero es fachada. ¡A mi me gusta todavía comer cuches y salir con mis amigas a jugar a la comba! Además mi planta favorita de los almacenes Corty es la de juguetes, no me gusta lo oscuro, veo los Rugrats por Nickelodeon y los chicos, aún, me dan susto.Hacerse mayor no mola ni un poquito. A pesar de los tacones y del Vogue Paris. A pesar de que los chicos no te dan asco y hasta te gusta jugar con ellos. A pesar de la libertad de pensamiento y decisión. Hacerse mayor, lleva implícito, inevitablemente perder la inocencia y ganar en la amargura que arrastra la libertad y la vida. Pero quedarse estancado en una infancia perpetúa, es aún mucho peor que crecer y asumir tus decisiones. FELICIDADES!

LÁPICES ALPINO, ZAPATOS GORILA

Me encanta el final de Septiembre. Salvo por el pequeño detalle de que en esta maravillosa época del año se enmarca mi cumpleaños, por lo demás, el final de Septiembre es perfecto.
La calle huele a lápices Alpino y zapatos Gorila, anochece justo en el momento de la cena y hace esa brisquilla (por no decir rasca heladora) que sabe a salud y que se soporta alegremente con una chaquetilla y un pañuelo.
Además empieza el cole. De pequeña siempre fui la típica a la que le encantaba empezar el colegio. Después de tres meses en el pueblo, donde lo más que hacia era aburrirme cual ostra, ver series de televisión requeterrepetidas (os acordáis de “Los Rompecorazones”? Yo estaba enamorada del rubio… ¿Ryan?) y practicar el “suicidio con manguitos”, que era mi deporte veraniego favorito (consistía en ponerme en los pies los manguitos de mi madre, que la pobre no sabe nadar, e intentar no ahogarme DI VER TI DI SI MO, lo recomiendo desde ya) volver al colegio era lo mejor que me podía pasar antes de desquiciarme y perder la cabeza por completo (de aquello polvos vienen estos lodos).
La cosa no cambio al comenzar la Universidad. La rutina de levantarme, desayunar casi cuarto de litro de café (mi madre no ve bien el vicio, así que en casa tomo la mitad pero bien encalcaó) y bajar a la facultad. Los profesores nuevos que pasaban de conocerte y a los que en el fondo les importaba un pimiento las clases, ellos están por el prestigio que aún supone dar clase en la vieja Universidad del rector Unamuno. Y el firme propósito de coger unos apuntes decentemente limpios…
Además Septiembre llega con sus novatillos (yo lo fui, lo sufrí y lo cante: “ESCLAVAS?!?! AMÉEEEEEN!) y esa cara de me como el mundo pero en el fondo soy un pardal.

Lo mejor de la primera semana de clase (cuando no eres novato) es ir a ver a los novatos. Mi amiga MdO y yo, siempre peregrinábamos para fijar un nuevo objetivo. Nuestros objetivos no solían ser de primero (siempre hubo esperanzas), eran humanoides presentables que nos ayudaba a que la existencia en la facultad fuera más llevadera. Una vez fijado el objetivo (normalmente esto no lo conseguíamos la primera semana, si eso, la búsqueda llegaba a su culmen después de mes y medio, éramos bastante selectivas…) entre clase y clase, nos dábamos un garbeo por los pasillos, servicio, cafetería y biblioteca para encontrarnos “casualmente” con el susodicho elegido. Esta operación la repetíamos de dos a tres veces diarias. Nunca dio frutos positivos.
Septiembre y las celebraciones de la escolaridad y la fraternidad universitaria. Desde que tengo uso de razón padezco de Síndrome de Peter Pan crónico que se agudiza en Septiembre, por aquello de que cumplo años. Este curso que empieza no puedo celebrar la escolaridad (soy alumna de postgrado), tampoco creo que celebre mi cumpleaños, así que tendré que pasarme por la facultad a ver que veo.

MEDIOCRIDAD

“18 til I die” Brian Adams
“Wanna be young the rest of my life
Never say no try anything twice
Til the angels come and ask me to fly
Gonna be 18 til I die”


El día que cumplí 21 años, fue un punto de inflexión para mi. Normalmente me despierto escuchando “al líder” Carlos Herrera, pero esa mañana puse “18 til I die” de Bryan Adams. No me gusta cumplir años. Nunca me ha gustado.
Horas más tarde, me recuerdo a mi misma escribiéndole a EM uno de esos mail engendro de este blog, en el que le decía entre la ironía, la mentira y la verdad, que aquella iba a ser mi nueva filosofía de vida. Y lo cumplí. Rompí con todo. Arriesgue porque empecé casi de cero. Pero gane. Vencí. Medalla de oro para mi.
Anoche, no podía dormir. La yo del “18 til I die” no dormía. No lo necesitaba. Y la pasada noche en blanco, una noche en la que mi insomnio fue tranquilo y en paz, relajante y reflexivo, me hizo acordarme de aquella ruptura radical con la realidad. Me gusto, porque fue recuperar una esencia que me hacia sentir segura. Bueno, a veces también insegura e insatisfecha, pero callaba.
Desde entonces sigo aplicando esa filosofía, pero siento que comienza a estar agotada ¿miedo?, puede.
Zona cero y el futuro me espera. ¿Retroceder? Si, para tomar carrerilla, pero para nada más. Hay días en los que te levantas y decides que ya no merece la pena y que has perdido tu tiempo. Me niego a ser yo quien pierda. Eso, es de mediocres. Yo nunca lo fui.

NÚMEROS

Día 13 de Septiembre de 2008.

MI VIDA EN HORAS

10:39. Me despierto. Mi nariz está llena de mocos.

10:45. Desayuno. Medio litro de Café con leche y siete galletas “María” mientras alterno con el mando a distancia “Felicity” y “So Chic”.

12:00. Primera incursión del día en la red con la rudimentaria conexión telefónica del hogar familiar. Hotmail, Tuenti, Foros y Blogs diversos.

13:00. Sigo con mocos

14:00. Comida. Lentejas con chorizo, carne con patatas fritas y un yogurt desnatado.

15:00. Conexión perpetúa con la red. Más Tuenti. Blog Propio (entrada de ayer). Blogs ajenos. Un poco de Pirelli (con la consabida depresión).
Voy. Vengo. Bailo canciones de la radio. Estoy sola en casa. Sigo con mocos.

20:00. Me llama Me. Está enfadada. Mucho. Tiene parte de razón.

21:00. Ceno. Media tortilla de patatas, ensalada de tomate y colacao con galletas. Be viene a verme.

22:30. Morfeo y yo. Sigo con mocos

MI VIDA EN NÚMEROS


Cero. Las veces que pase ayer por la ducha.


Media. Tableta de chocolate con almendras que me comí entre horas.

Uno. Paquete de galletas que me comí entre horas.

Dos. Veces que me lavé los dientes.

Tres. Litros de agua que me bebieron los mocos.

Cuatro. Paquetes de pañuelos que gaste en eliminar los mocos.

Cinco. Veces que me conecté a Internet y lo miré todo.

Seis. Hojas de un libro “como los cánones mandan” que me leí.

Siete. Revistas que ojee. A saber: Vanity, Vogue España, Vogue Paris (que lo compre el viernes), AD, Magazín del domingo pasado, Mía (mama) y el primer Citizen K que lo encontré por ahí.

Sí, tengo 22 años (de momento). Soy joven. Y si, me pase e día entero en casa paterna, quejándome de que tenía mocos, comiendo (muchos dirán que es lo que me hacía falta, cierto es) y aburriéndome.
Hay días en los que parezco necesitar una vida nueva.

P.D. Para quien le interese. No preocuparse. No me ha atacado un Síndrome tipo “Britney Spears”. Hoy al levantarme (a una hora más decente) lo primero que he hecho, ha sido ducharme y leerme el periódico. Mente despierta dispuesta a enfrentarse mañana, espera, a un poco de movimiento.

FALSAS CREENCIAS

El martes me ocurrió una cosa extraña. Estaba yo paseando por mi antiguo barrio (ese donde la ciudad no duerme), pensando en mis cosas y haciendo tiempo a que dieran las 19.30 (fundamentalmente a esto último), cuando me pare en el escaparate de una tienda nueva que han abierto. La tienda no es gran cosa: grandes nombres pero segundas o terceras líneas vendidas a precios desorbitados, haciendo creer que es ropa de pasarela lo que no pasa de un simple catálogo.
La dueña, una chica cool que lee revistas extranjeras y que sabe que en realidad en su tienda vende “quiero y no puedo” con unas gotitas de vanguardismo Colette, arreglaba un maniquí de los dos únicos que intentaban llenar el inmenso escaparate. Iba yo a alejarme de allí cuando de repente la chica sale y me dice: “Espera, no he podido resistirme ¿Sabes cual es el blog “The Sartorialist”?, es que pareces sacada de una foto suya”.No voy a mentir. Me hinche de orgullo. Lo se, lo se. Se que siempre digo que lo más importante es el estilo personal y que hay que estar por encima de lo que los demás piensen sobre lo que lleves puesto.
Quizás porque yo voy siempre arreglada y los trapos me gustan en demasía, se puede llegar a pensar que busco en los que me rodean reciprocidad. Falso. Me gusta la individualidad y si esta alejada de mis propios gustos con convención personal más.
Para mi en “The Sartorialist” no sale gente que vista bien, sino personas que tiene un carisma especial. Por eso me gusto que aquella dependienta que sabe que en realidad vende a 1000 sueños de todo a 100, me comparara con los protagonistas de ese blog. Aunque claro, si me gusto la comparación, puede que quizás en realidad no sea una persona con carisma, sino una Pelaya más de las que pueblan la red.
Nota: Para entender que es una Pelaya visitar katelovesme.blogspot.com. Aviso: puede causar daños en el cerebro irreparables.

NICK, PORTADAS Y LETRAS DEDICADAS

Nick Hornby tiene un BLOG! ¡Si!. Felicidad extrema (No voy a dar razones)
Jude Law es portada del Número Hommes Fall/Winter 08/09. Demasiado “mainstream” según un “entendido” de Thefashionspot (Pedorreta sonora). Y pedorreta sonora también para la FNAC que como ya no venden prensa (Odio Madrid) pues me aguanto sin Jude (mi vida es una mierda, barajo el suicidio… ah no! que Nick tiene blog).

YO Y SÓLO YO: POST EGOCÉNTRICO MÁS DE LO HABITUAL PORQUE YO LO VALGO



Resulta que soy de lo mas normal y corriente. Me parezco a tanta gente que me veo ya en cualquier foto. En los últimos tiempos mis parecidos razonables se han incrementado hasta cotas nunca antes oídas. Durante este verano, persona que he conocido, persona que tras una pocas horas de conversación me ha dicho: “¿Sabes que te pareces a…?” .
No diré que me desagrada, al menos de momento, porque las personas a las que me asemejo, recuerdo, me doy aire… son más o menos… agradables a la vista (bueno, no todas, algunas objetivamente son una yonkis salvadas por el photoshop). Vamos, que hasta ahora nadie me ha sacado parentela con los hermanos Calatrava.
MARY KATE Y ASHLEY OLSEN
Son pequeñas, infantiloides y con cara de ratita. El experimento de porque administrar hormonas y frenar el crecimiento es una cosa muy fea. La versión americana del ídolo carcelero Joselito (menos mal que las nenas no cantan) Yo me veo el parecido. Mi madre me ve el parecido. Hasta mi peluquera dice que me parezco.Tras ducharme, peinarme y maquillarme, soy más Ashley. Recién levantada, con ojeras, el pelo revuelto y malos humos (para que se den las tres últimas características no tengo porque estra recién levantada, en realidad es mi estado natural); o en las últimas fotos de la noche, cuando mi cara parece decir “me he endrogaó por ti y por mi, hermana”, y me arrastro por las calles, soy definitivamente más Mary Kate.
Mi defensa: Soy más alta y hasta ahora, a pesar de mis semejanzas zarrapastrosas con MaryKatie, no me ha dado por vestirme como socia cofundadora de una secta mesaica.

MARISOL Y SU NENA
Es el parecido que menos me gusta y el que me sacan todos los viejos del lugar. Y debería de enorgullecerme que las abuelillas digan que me parezco a ese rayo del luz de la postguerra, a esa hija que toda madre quería, al estandarte del comunismo cuando recupero su “Pepa” natural. Pero no me gusta. Y si la madre mal, la hija que el versión errónea de la primera, peor.
Mi defensa: No se cantar. No se bailar. Y yo tengo labio superior.



MEG RYAN
¿Qué rubía no ha acudido alguna vez a su peluquero con un recorte de Meg, pidiendo peinado similar? Yo lo hice con 16 años y la película “Colgadas”. Tengo un pasado peligroso.
Este si. Este me hace sonreír. Este me gusta. Pero soy realista, y no, no me parezco a Meg. Ella es graciosa, agradable y un poco payasa. La cara más dulce del cine (antes que decidiera volverse biónica y compartir cirujano con Melanie Griffith)… yo soy más Mary Kate levantada.

SASHA PIVOVAROVA
El 95% de los mortales no sabe quien es esta modelo con cara de víbora. La reina del hielo (coño, es rusa). Sacada de una pelí de terror, parece que sus ojos se van a tornar inyectados en sangre y a escupir un murciélago por su boca. Un rostro angelical que da miedo.
Quien me ha sacado el parecido desconoce el nombre de esta criatura, pero la señalas en revistas y me dicen “Te pareces!”

REESE WITHERSPOON
Demasiado cursi. Demasiado pija. Demasiado delicada. Demasiado parecido.
Mi defensa: No sonrío tanto.


Hasta aquí a las que si, vale, pueda que me de un aire. Ahora parecidos no razonables y incomprensibles.
DUFFY
Es rubia de bote… y ya. Hasta ahí el parecido.
KATE MOSS
Cuando ya es tarde, y llevo el rimel corrido y la ropa colgando y yo misma me cuelgo, y el pelo se me descoloca delante de los ojos o llevo ese aspecto andrajoso que guarda semejanzas con el de Courney Love. Resumiendo cuando parezco una yonki fea, porque estoy cansada y he perdido la paciencia, si, Katie y yo guardamos semejanzas.

Prefiero a Nick Hornby.

HELADO DE FRESA


"Accidentally In Love" Counting Crows
“So I said I'm a snowball running
Running down into the spring that's coming all this love
Melting under blue skies
Belting out sunlight
Shimmering love”

Resulta que encontré mi Rimel. Estaba en una funda de vieja donde trasporto zapatos dentro de mi maleta. Porque como dice mi madre: “Hija, no está bien mezclar las bragas, los zapatos y la comida. ¡Sepáralos!” bueno, ella no dice “bragas” dice “ropa interior”.
A veces me pregunto como el matrimonio de mis padres funciona. Por una parte esta mi madre, que es como Mary Poppinsprácticamente perfecta en todo”. Explicaría cuales son las razones que me llevan a afirmar categóricamente tal comparación, pero me llevaría una entrada entera y puesto que el objetivo final de mi blog es entretener a todo el que se aburre, no quiero restarme lectores.
En cambio a mi padre es un desastre desde que se levanta. Cuando de su boca se oyen frases del tipo “Me voy a podar los chopos” o “yo arreglo el water, para que vas a llamar a nadie!", ya estamos mi madre y yo con las tiritas y el betadine preparado por lo que pueda pasar. Él pone la intención, pero los detalles no son lo suyo. Por ejemplo, el año que se jubiló decidió dedicarse a “su obra”. “Su obra” no era otra cosa que forrar de madera las paredes del garaje y terraza del pueblo y pintar el corral. Efectivamente estuvo dedicado a “su obra” alrededor de tres meses, durante los cuales le hicieron socio de honor del Aki, se le cayó una llave inglesa en el dedo gordo, se le necrosó la uña de dicho dedo, estropeo como tres pares de vaqueros (a unos les hizo un siete con la sierra ¿?, y los otros los llenó de pintura), mas de una vez se martilleo la mano, tuvo lumbago y estuvo a punto de caerse de la escalera. Dos veces. Eso que yo sepa. Eso que sepa mi madre. Porque a “su obra” se dedicaba en solitario, mientras mi madre se iba a conseguir el dinero que invertiríamos en tiritas para el. En el fondo le encantan las obras. Antes de jubilarse ya era de esos hombres que se asoman a los huecos de las grandes obras metropolitanas. Le hubiera gustado ser perito aparejador, arquitecto y obrero todo en uno. El caso es que termino “su obra” con bastante éxito. Desde entonces se dedica a enseñar “su obra” a todo el que pasa por la puerta: “¡Yo mismo corte los listones de estas paredes!”, “Bonito el color eh? Lo saque de “El Mueble””. En el fondo es un tío gracioso. Cuando no era un jubílela, era maestro de niños de seis años y se dedicaba a ponerles motes. También les chantajeaba con caramelos porque “como sólo tengo 14 de los cuales 3 son de integración, uno de la ONCE, otro hiperactivo y otro epiléptico, de alguna manera los tengo que mantener a raya”. El otro día me entere que a mi padre en su cole lo consideraban el profe más molón. Pero no por los caramelos y los motes y porque jugara a correr y esas cosas. No. Sino porque fue el primero en tener un coche con los faros “en el frente”.
Mi padre también cae bien porque tiende a ser escatológico (le encanta hablar de caca) y por sus grandes reflexiones. Van una perlas:



-"...hija, tu lo que tienes que hacer es aprender de Cassano, que ahora que ha vuelto a Italia, antes de escupir a un arbitro o partirle las piernas a un contrario, cuenta hasta cinco. Él dice que se le hincha la vena, respira profundo, cuenta hasta cinco, y se da la vuelta. Entonces lo del gapo al de negro se le pasa, y la ira de hacer daño, también. Así que hija, tu aprende de Cassano y cuenta hasta cinco. Y si no te funciona, pues ya te piensas lo de escupir..."

- Esta fue en los Juegos: “Joder con LeBron James. Este si cuando se tira un pedo, pilla a un golondrino detrás, lo revienta”

¿Cómo he acabado yo hablando de mi padre, si lo que pasa es que estoy feliz por encontrar mi Rimel? Es igual. Lo escrito se queda.

Encontré mi Rimel. El Rimel que uso es, digamos, bastante caro, vamos que cuesta un ojo. Y el bote era nuevo. Y no me apetecía lo más mínimo gastarme la salvajada que cuesta otra vez este verano (me dura seis meses y lo uso a diario, si divido la asquerosa cifra de dinero que cuesta entre todos los días que me dura, duele menos). Es que yo soy muy mía para el Rimel. Sólo me convence una marca y no pienso hacerles publicidad para eso ya está Claudia Schiffer.

El encontrar mi Rimel anoche me produjo una gran felicidad. Mi felicidad se ha visto además incrementada porque resulta que el viernes tendré aquí a todas mis amigas. No tengo más (bueno, una en África que empieza a hablar de usted y a decir muyayo… no se si tendrá arreglo). A ZF le conté lo del beso y como es de traca pues ha dicho, que ella también se apunta, que también quiere beso y que vamos a la caza del beso, que fijo cuanto menos puede ser interesante. Total, que ahora me ha dado miedo y creo que se me han quitado las ganas…
Venía yo pensando, en ferias, en las ganas que tengo de ver a toda la gentecilla que no veo desde que en vez de vivir en el “Barrio Bohemio” (es un decir muy grande) vivía en el centro, donde la ciudad no duerme, y en la canción de los Counting Crows que es una letra en la que pienso cuando estoy contenta, porque habla de bolas de nieve gigantes y de helados de fresa, cuando me encontré a PA que iba a un examen y me pregunto que porque llevaba esa cara y la cabeza de laó. A lo cual yo me limite a hacerme la longuis porque queda muy raro decir que te sientes tan contenta como un helado de fresa y encima piensas en ello.

UN BESO, QUE DARÍA YO POR UN BESO


“Kiss me” Sixpence none the richer
“Oh, kiss me beneath the milky twilight
Lead me out on the moonlit floor
Lift your open hand
Strike up the band and make the fireflies dance
Silver moon's sparkling
So kiss me”


Normalmente lo que cuento en este blog, es todo mentira. Bueno, no todo mentira. Exagero, juego con las hipérboles de la realidad y enmascaro la verdad.
Hoy no. Aunque suene a fantasía. Esto es real.
Busco un beso
. Si, busco un beso. Un beso en los labios. Un beso de verdad. Tras una introspección en mi mundo interior. Tras esta noche de insomnio. Una noche que pensé sería todo lo contrario, de un dormir profundo lleno de sueños proféticos. Es el tratamiento que necesito.
Hace mucho que nadie me besa. Y no pido más. Quiero un beso sin compromiso. Incluso no me importa que sea un beso de donante anónimo. Un hombre que me vea por la calle, coja mi cara entre sus manos, me bese y luego desaparezca. No necesito que tenga nombre, ni que me diga palabras bonitas. No le pido más. Ni un rollo. Ni sexo. Ni una relación. Esas cosas no las necesito. Pero si un beso.
Soy afortunada. No lo puedo pedir más a mi mundo. Pero cambio todo lo que tengo por un beso. Todo. Incluso mis fetiches inanimados. Los regalo. Los tiro al río que pasa delante de mi ventana si hace falta, a cambio de que alguien pose sus labios sobre los míos.
En mi noche de insomnio he descubierto que estoy parcialmente curada del mal que me afecta porque me siento orgullosa por alguien que quiero. Aunque al decirlo se me escape alguna lágrima. Me importa demasiado como para no sentirme feliz por esa persona. Es más he dejado de soñar. Esta noche ha sido la primera de muchas que no he sentido esos sueños delirantes incomprensibles. Fin de sueños felices, que como los payasos más sonrientes, son pesadillas.
Para terminar de curarme, un beso. No tiene que salir del corazón. De la boca vale.